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El Aprendizaje

Publicado por Malena

Recordamos mejor lo que nos enseñan los maestros que queremos

El AprendizajeLa base del aprendizaje es la motivación. Por eso es tan importante conocerse a uno mismo para derivar el esfuerzo hacia conocimientos que nos resulten de interés, de manera que su asimilación sea no sólo rápida sino también placentera.

Los educadores tienen una gran responsabilidad en ello. Motivar a sus alumnos no es fácil cuando la mayoría tiene su atención puesta sobre otra cosa. Pero es indispensable conocer cuáles son los verdaderos intereses de sus educandos para tratar de alinearse a ellos y ponerse en la misma órbita.

Una técnica operativa para enseñar idiomas es utilizar las letras de las canciones de moda para trabajar sobre ellas y encontrar un punto en común para lograr captar la atención de los jóvenes.

Vemos en los recitales que la juventud sabe de memoria todas las letras del repertorio de sus ídolos y casi no les ha costado nada aprenderlas, sólo porque están motivados a hacerlo.

Un medio gráfico es más didáctico que la letra escrita. Los diagramas, cuadros sinópticos, dibujos y esquemas se graban en la memoria mejor que las frases o los párrafos.

Pero lo más importante en el momento de aprender es vincular los conocimientos con otros que ya sabemos y si es posible involucrarnos emocionalmente con ellos y relacionarlos con nuestra vida cotidiana.

La imaginación se cultiva a partir de la concentración. Resulta fácil concentrarse cuando estamos motivados, porque todo alrededor pareciera ordenarse para sugerirnos ideas relacionadas sobre lo que estamos pensando.

Nuestra percepción es selectiva y se orienta siempre hacia nuestra área de interés.

Cuando escribía cuentos breves, todo lo que veía, a cualquier hora me sugería el tema y el desarrollo de un cuento. En los lugares menos propicios tenía que sacar mi libreta de anotaciones y escribirlos para no olvidarme. Pero era un poco inútil porque uno no se olvida nunca de lo que le interesa.

Ahora es diferente, mi mente está orientada hacia los artículos que escribo en este sitio y no se me ocurre ningún cuento, sólo aparecen en mi mente espontáneamente una serie interminable de temas para desarrollar, casi sin límite.

Evidentemente me motivan más en este momento los temas psicológicos que los cuentos.

El lenguaje usado para enseñar a veces resulta un obstáculo para la comunicación. Los profesionales suelen carecer del arte de enseñar y se limitan a expresarse en sus códigos específicos que solo los legos conocen, dejando un tendal de alumnos que se quedan sin entender la mayoría de las cosas.

En las profesiones, conocer los códigos es casi un símbolo de pertenencia y un testimonio del dominio en ese campo específico, que determina de alguna manera el status social, pero sólo puede aceptarse en medios universitarios, que es cuando los alumnos se deben familiarizar con ese vocabulario profesional.

En la escuela media no es operativo utilizar lenguaje “difícil”, porque actualmente el alumnado apenas cuenta con un reducido número de palabras para hablar, desconociendo la mayor parte del resto.

La personalidad del educador influye notablemente en el aprendizaje. Su capacidad de captar la atención de sus oyentes con una actitud dinámica y ágil, incluyendo anécdotas y algún chiste entre los contenidos teóricos que a veces resultan áridos, puede fomentar la buena disposición de los alumnos para cumplir con los objetivos de la cátedra.

Los medios audiovisuales son utilizados con éxito. Suele ser mucho más placentera la exhibición de una película documental que el monólogo de un profesor.

Pedir la participación de los alumnos en clase y escucharlos con paciencia, aunque sus opiniones no tengan fundamento y sus preguntas obvias, es una buena manera de conseguir que aprendan y que se interesen.

El profesor debería exponer los temas por partes, con intervalos para discutir y la mejor manera de disponer a los alumnos es formando un círculo.

El círculo permite que todos estén en el mismo nivel obligándolos a prestar atención y evitando que ninguno pierda su tiempo escondido en la última fila.

Cuando un alumno aprende está capacitado para hacer una buena pregunta. Una buena pregunta es señal de que un maestro está haciendo las cosas bien.