Cuida el planeta: conducta ambiental
Afortunadamente, la mayoría de las personas disfrutan cuando realizan alguna actividad en contacto con la naturaleza. Sin embargo, no todo el mundo está suficientemente concienciado con el cuidado del medio ambiente. Pensamos que es un recurso inagotable, que no sufre daños con las conductas por acción u omisión de los seres humanos.
La realización de actos proambientales se deriva de las actitudes, creencias, principios y valores que poseen las personas. Muchas de ñestas son consecuencia de una educación recibida con signos palpables de amor por el medio ambiente y una responsabilidad consciente por el cuidado y la preservación del mismo.
Nos referimos, pues, a conductas ambientales como reciclar vidrio, papel o plástico, no tirar desperdicios al suelo, o proteger la flora y fauna, por ejemplo. No obstante, casi siempre estas conductas (u otras) no son realizadas simultáneamente por todas las personas. Cada cual elige de qué manera quiere contribuir a proteger el entorno que nos rodea. Sólo pregunta a personas cercanas a ti qué tareas ambientales realizan y te darás cuenta de la heterogeneidad existente en este ámbito.
Una variante de las conductas proactivas sería minimizar el impacto de los efectos negativos sobre el medio ambiente. Es posible introducir la cantidad y calidad de emisión de gases de un coche como variable a tener en cuenta a la hora de elegir un modelo. Informarnos acerca del tipo de calefacción más ecológica y respetuosa con el medio nos facilitará la decisión si es un matiz importante para nosotros.
La personalidad también influye en la predisposición a tener conductas ambientales. Ser una persona comprometida e involucrada con el medio ambiente están relacionados con la creación de una conciencia ambiental desde edades tempranas.
A parte de la categoría individual, observamos cómo estas conductas se facilitan a nivel colectivo. Cuando formamos parte de un grupo intentamos fortalecerlo realizando actividades conjuntamente y que, al mismo tiempo, reporten algún beneficio individual. Así, si organizamos una batida con los compañeros de trabajo para recoger desperdicios del monte cercano conseguiremos pasar un buen rato juntos mientras que mejorará nuestro ánimo al realizar una acción ecológica cuyos resultados son visibles al momento.
Seguro que muchas veces has querido participar más activamente en el cuidado y conservación del medio ambiente pero al final se ha quedado en eso, en una intención. Tener conciencia ambiental implica sentir una responsabilidad que dirija las actuaciones ecológicas hacia un fin compartido a nivel global. ésto genera cierta inquietud por el cuidado del medio. Como consecuencia, asimilamos este tipo de comportamientos y actuaciones como propias, dándoles un carácter tan habitual y normal como el hecho de lavarnos la cara al levantarnos por las mañanas.
Cuando los beneficios de actuar a favor del medio ambiente, ya sean psicológicos, morales o materiales, sobrepasan a los costes, entonces no te supondrá ningún esfuerzo velar por el entorno y atender sus necesidades. Estamos ante una nueva era en la que el gran desarrollo industrial ha traído consigo grandes catástrofes ecológicas. La mejor herramienta para no destrozar nuestro planeta es, de nuevo, la Educación , en este caso, ambiental.