El Complot
“La realidad supera siempre la ficción”
Detrás de todo acontecimiento tristemente célebre o espectacular que se produce en cualquier país del mundo, se oculta siempre la sospecha de una conspiración.
Estas teorías conspirativas nacen a partir de sucesos de la actualidad de cierta importancia, los cuales inspiran historias lo suficientemente truculentas como para despertar el interés del público.
A veces son hechos del pasado que salen a la luz con una nueva versión, como en el caso del primer viaje a la Luna realizado por cosmonautas norteamericanos en 1969, que supuestamente fue un fraude.
Son muchos más de los que imaginamos los que se pueden beneficiar si estas nuevas especulaciones prenden en el público.
Además de convertirse en un tema para desarrollar que incrementa el caudal de lectores, audiencia o televidentes, estas noticias provocan una avalancha de auspiciantes, que aprovechando esta oportunidad, se disputan un espacio para promocionar sus productos.
Lo cierto es que además de la información sobre las crónicas habituales que la cultura moderna soporta, el hombre actual está sometido a esta nueva manera de polución: el otro lado posible de las cosas.
Sucede que el imaginario popular se enciende con motivo de cada aniversario de tal o cual acontecimiento o de la desaparición de las eventuales víctimas.
Todavía permanece viva la duda sobre la existencia de un complot para matar al presidente Kennedy, al extremo que dos de las tercera parte de los norteamericanos creen en él. Así como el supuesto asesinato de Marilyn Monroe con el propósito de hacerla desaparecer del ámbito privado presidencial.
La muerte de la princesa Diana también provocó una serie de especulaciones. ¿La familia real quería deshacerse de ella o fueron los fotógrafos en su afán de lograr una nota escandalosa? Una vez sembrada la incógnita el público sensible ante la adversidad de los famosos hace el resto.
Las películas más taquilleras son aquellas cuyos guiones se basan en una nueva interpretación de hechos ocurridos en la realidad, con licencia para agregar o sacar personajes y modificar hechos y escenarios con el fin de elaborar una historia más convincente y más real que la verdadera.
El peligro de las teorías conspirativas es que pueden arruinar vidas y que no sólo las pueden creer gente común sino que también pueden hacerlo algunos funcionarios de gobierno, pudiendo llegar a provocar serios conflictos internacionales.
Un ejemplo del importante papel que jugaron estas teorías durante la guerra fría fue el agravamiento de las hostilidades entre el Este y el Oeste.
El ataque del 11 de Setiembre de 2001 en New York y Washington, tiene su propia versión conspirativa que sostiene que los aviones que impactaron contra las torres nunca podrían haber provocado su derrumbe y que sólo fue posible gracias a que la CIA colocó cargas explosivas en su interior antes de la catástrofe.
El documental de Internet “Loose Change” que difunde estas afirmaciones ha recibido millones de visitas.
El periodismo de investigación se especializa en la búsqueda de explicaciones alternativas de los hechos tortuosos de la realidad, frecuentemente con sólo evidencias circunstanciales. Aunque en alguna oportunidad pueden resultar ciertas, como la existencia de la mafia de la Aduana en el Aeropuerto de Ezeiza desmantelada gracias a una cámara oculta.
Una teoría conspirativa crece con más fuerza en climas de incertidumbre y tiene una mayor aceptación si se vincula con personajes del gobierno o de la farándula. La gente disfruta cuando sabe que los famosos también sufren y son tan humanos como cualquiera.
Para que se produzcan los efectos deseados, es necesario que el acontecimiento sea público, significativo y actual para poder elaborar una nueva historia no oficial y echarla a rodar.
Para que sea convincente deberá apoyarse en nueva evidencia que contradiga lo conocido y que involucre a personajes cuestionados con muchos enemigos.
Cuanto más escabroso sea el tema más interés habrá en él.