El Juicio Crítico – Parte II
“Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”
El juicio crítico es necesario ejercitarlo para aprender. No se trata de juzgar, o sea hacer un juicio de valor, esto es bueno o malo, ni tampoco me gusta o no me gusta. Independientemente de nuestros valores y gustos está el conocimiento verdadero que deberá ser objetivo, sin subjetividad alguna.
Cuando tenemos la oportunidad de leer una noticia en los diarios o escuchar un noticiero por televisión, o bien leer un texto sobre un tema particular con los cuales no coincidimos, es valioso desarrollar el juicio crítico, porque se abre un nuevo camino que nos aproxima más a la verdad.
Lo primero que debemos hacer es cuestionarnos sobre un tema, es decir, hacernos la pregunta adecuada que logre un punto de vista diferente que posibilite abarcar con más precisión ese conocimiento.
Además, es importante considerar que el juicio crítico no es una habilidad innata, sino que se desarrolla con la práctica y la experiencia. Este proceso de aprendizaje implica la capacidad de analizar, evaluar, interpretar y sintetizar información. También requiere de una mente abierta y dispuesta a considerar diferentes perspectivas y puntos de vista.
Por ejemplo: si escuchamos un argumento con el cual no estamos de acuerdo, antes de hablar hay que pensar primero por qué no estamos de acuerdo, o sea buscar el fundamento para la opinión que tenemos.
Una opinión sin fundamento no es una afirmación seria que se puede tener en cuenta, porque queda dentro del ámbito del juicio subjetivo, que no tiene ninguna validez científica ni de ninguna otra clase.
Las noticias son un claro ejemplo de opiniones sin ninguna validez y sin embargo la mayoría las cree.
En este sentido, es crucial desarrollar la capacidad de discernir entre información veraz y falsa, especialmente en la era de la información digital en la que vivimos. Las redes sociales y los sitios web de noticias pueden ser fuentes de desinformación, por lo que es esencial ser críticos con la información que consumimos.
Una afirmación emitida por un medio de información obtenida por fuentes especializadas, es decir agencias de noticias que difunden momento a momento los hechos más relevantes que suceden en todo el mundo, muchas veces no es transmitida fielmente sino que voluntariamente es tergiversada de acuerdo a la ideología del medio que la trate.
Los medios también tienen sus propias fuentes, por lo general también digitadas para ver el costado que les interesa. Por eso es muy importante darse cuenta qué le falta a la noticia para poder creerla.
Por lo general, una noticia sólo señala un solo aspecto del hecho, por ejemplo la situación de la víctima en el caso de un acontecimiento delictivo; o bien detalles del victimario solamente, pero nunca la crónica se refiere a una situación total. Esa explicación la mayoría de las veces nunca se llega a saber ni se publica, después de las investigaciones.
Por lo tanto hay que saber que esa noticia no puede tomarse en cuenta como información, porque es unilateral y no contempla la circunstancia en su totalidad y menos, hacer un juicio de valor.
Lo mismo pasa exactamente dentro del ámbito político. Nunca se conoce el escenario total sino la versión que se desea subrayar con el propósito oculto de formar opinión pública con un punto de vista parcial.
La intención sensacionalista también modifica los hechos y se agregan o quitan elementos a fin de hacerla más interesante.
Por ejemplo, las noticias referentes a descubrimientos relevantes sobre eventuales medicamentos contra enfermedades incurables.
Hay que prestar atención sobre quién la difunde, de qué país proviene, quienes son los profesionales que actuaron, cuál es la institución que intervino y si dicho artículo ha sido publicado como corresponde en publicaciones académicas.
Con respecto a las críticas sin fundamento que suelen hacer los alumnos en las aulas, producen confusión y demoran la clase.
Antes de levantar la mano para preguntar deberemos estar al tanto del tema, o sea haber leído algo antes o bien saberlo porque lo conocemos.
No hay que cuestionar o hacer juicios críticos solamente con los elementos que en ese momento el profesor está brindando, porque seguramente, en el transcurso de esa clase o la siguiente, lo que quedó oscuro o pasible de crítica se irá aclarando a medida que sea tratado.
Un alumno que quiere aprender deberá a acostumbrarse a anotar las preguntas que les sugieren los temas y aprovechar para hacerlas ni bien el profesor de por terminada su exposición y precisamente se ofrezca para contestar preguntas.
Eso es lo que se hace en los seminarios, conferencias, simposios, reuniones académicas, conferencias de prensa, etc. de lo contrario la confusión no permitiría al disertante finalizar su disertación, y la desviación del tema hacia otros puntos que no estaban considerados desvirtuaría los objetivos precisos programados en tales eventos.
Además, el juicio crítico también se aplica en nuestra vida cotidiana, en las decisiones que tomamos y en cómo interactuamos con los demás. Nos ayuda a ser más conscientes de nuestras acciones y a tomar decisiones más informadas. En última instancia, el juicio crítico nos permite ser más autónomos y responsables en nuestras vidas.