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Extraversión-Introversión, ¿Qué significan?

Publicado por Lic. Maria V.

¿Qué significan estos dos términos?

Los usamos o escuchamos frecuentemente para referirnos a características de determinadas personas. Ser extravertido se asocia a ser sociable, activo en el mundo exterior. Ser introvertido se asocia a la reserva, a la pasividad y a la soledad.

En nuestra sociedad occidental ser extravertido está visto como una fortaleza, y la introversión como una debilidad. Por eso, las personas introvertidas a menudo se avergüenzan de serlo, y en muchos casos se censuran por no poder ser más de tipo extravertido.

En la cultura oriental, por ejemplo, la introversión se valora. La actitud contemplativa y meditativa es símbolo de sabiduría, y se respeta e incluso se venera a quienes tienen gran capacidad para hacerlo.

Es importante comprender que no hay una «buena» en detrimento de la otra. Ambas características son valiosas.

La extraversión y la introversión no son más que modos predominantes de dirigir nuestra energía psíquica. Si lo hacemos frecuentemente depositándola en personas y objetos del mundo exterior, seremos más de tipo extravertido. Si, por el contrario, solemos depositar esa energía frecuentemente en nuestro mundo interno, atendiendo a pensamientos, intuiciones, sensaciones, imágenes, desarrollando la imaginación, seremos más de tipo introvertido.

Carl C. Jung es quien conceptualizó y desarrolló mucho acerca de este tema. Para Jung,  Extraversión-Introversión es un par de opuestos. No somos uno o el otro, sino que todos tenemos ambos pero en distintas proporciones. Cuanto más desarrollada esté una, más oculta e inconsciente permanecerá la otra.

Según el momento de vida en el que estemos, esto puede potencialmente ir transformándose. Hay situaciones que nos demandan mayor acción en el mundo externo, tomar decisiones y resolver problemas. Y hay otras que requieren de nosotros una actitud más reflexiva, pudiendo atender a lo que sucede en nuestro mundo interno.

A lo largo de la vida tendremos que ir atravesando las situaciones dirigiendo nuestra energía del modo en que sea necesario. Sin embargo, siempre tendemos al predominio de una de ellas. Es muy importante tener presente que ambas nos aportan grandes potencialidades. El desafío se encuentra en poder concientizar esto, para poder equilibrar en el momento preciso.

Si la persona extravertida nunca mira hacia dentro o reflexiona sobre sí mismo, puede caer en una pura acción vacía, que no tenga conexión con su mundo interno. Del mismo modo, si quien es introvertido nunca sale al mundo exterior, todo lo que trabaje quedará contenido sin poder comunicarse o expresarse a otros.

Cuanto mas unilateral sea la experiencia, más intentará el psiquismo compensar esa disparidad, manifestando en sueños o en imágenes ese aspecto que ha quedado oculto o relegado. Al reconocer ambas caras permitimos desarrollar e integrar aspectos que no creíamos que teníamos, equilibrando mucho más nuestras vivencias.

Tanto la extraversión como la introversión son necesarias para la vida. Una nos permite trabajar nuestros aspectos profundos y conocer mecanismos de nuestro psiquismo y nuestro inconsciente. La otra nos permite actuar en el mundo, comunicarnos, vincularnos con otros y llevar adelante proyectos e ideas. Ser conscientes de esto nos permite reconocer qué poseemos de manera espontánea, pudiendo valorarlo, y a la vez, nos permite trabajar lo que se halla más oculto o reprimido.