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La delgada línea entre el cuidado y la obsesión.

Publicado por Lic. Maria V.

Como hemos mencionado en artículos anteriores, los tiempos que transitamos actualmente nos confrontan con la necesidad del cuidado, de la higiene y de la cautela en relación a la salud. Este panorama sin duda puede dificultar los cuadros obsesivos, presentándose un recrudecimiento de temores de contagio y compulsiones de lavado, por ejemplo. Más si estos eran síntomas que ya se presentaban previamente.

En  casos en que no hubiera síntomas de esta índole, sin embargo, frente a esta situación, pueden empezar a generarse. De modo que es muy importante estar atentos a diferenciar el cuidado, la higiene y la prevención del contagio, de las conductas mas extremas, obsesivas o compulsivas.

Atender a los consejos médicos de higiene es importante, más en casos como el presente donde estamos frente a un virus nuevo y muy contagioso. Sin embargo, los excesos reproducen el estado de angustia, colaborando con la perpetuación del miedo, tanto en lo individual como en lo colectivo. Y, como ya sabemos, la salud mental es igual de importante que la salud física. De hecho, no deberían considerarse de modo separado porque se influyen mutuamente.

Dicho esto, es importante prevenir el contagio, pero también cuidar nuestra Salud Mental. Y si hay información excesiva o que fomenta estados de pánico y angustia, debemos preservarnos de ella.

Estos límites frente a la información excesiva y catastrófica, no implica ubicarnos en un estado de negación. Creer que no está pasando nada grave o no tomar las medidas necesarias para el cuidado es igual de perjudicial que entrar en estados de pánico.

Se aconseja chequear las recomendaciones oficiales para la higiene, tanto las de la Organización Mundial de la Salud como las de los Ministerios de cada País, y con esta información es suficiente para conocer los modos de prevención y de cuidado.

Muchos medios de comunicación se encargan luego de reiterar hasta el cansancio, incluso excederse en recomendaciones, a veces pocos claras, que no transmiten la tranquilidad de que con esas medidas tomadas estamos ya protegidos, no siendo necesario excedernos o incorporar cada vez más estrategias.

Si se experimenta angustia, miedo constante a contraer la enfermedad, compulsión de lavado e higiene excesiva, y dificultad para relajarse sería recomendable realizar una consulta psicológica.

Por más que este sea un tema complejo, es necesario que los medios de comunicación transmitan tranquilidad, una postura lo mas equilibrada posible para no confundir y no seguir colaborando con la sensación de angustia y miedo colectivo.

Este tiempo implica tolerar la incertidumbre de la mejor manera que se pueda, y eso incluirá altibajos, momentos en que no habrá ganas de hacer nada, horarios cambiados, mal humor… Muchas veces no será posible cumplir con las rutinas que planeábamos y debemos respetar tambien esos momentos.

El encierro y la incertidumbre producen un efecto en nuestro psiquismo. Estamos viviendo en situaciones atípicas, y todo cambio requiere de una adaptación. Por esto, es esencial intentar tomar las medidas básicas recomendadas, y luego llevar el día a día aceptando los cambios de humor y las eventualidades que podamos experimentar.

El exceso de demandas y exigencias no ayuda, tanto desde el punto de vista de la higiene y el cuidado, como desde las demandas sociales de estar activos todo el tiempo, hacer ejercicio, cocinar, ser creativos, ordenar. En fin, pretender hacer en esta cuarentena todo lo que nunca se hizo.

Podemos sugerir herramientas, y ver este tiempo como una oportunidad, pero siempre desde el respeto y la aceptación del momento que estamos transitando. Permitiéndonos días en que no hacer nada quizás sea la única rutina posible.

Aceptar estas condiciones, permitirnos descansos, puede colaborar con que las conductas obsesivas o compulsivas disminuyan. De todos modos, en estos casos, lo recomendable siempre es contactarse con algún profesional de la salud mental.