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La nostalgia por el pasado.

Publicado por Lic. Maria V.

Es bastante frecuente la sensación de nostalgia, que siempre tiene relación con el pasado. Pero, ¿qué es lo que nos lleva a creer que «todo pasado fue mejor»?

El pasado, como su nombre mismo lo indica, representa todo aquello que pasó, que fue vivido o experimentado. Dentro del pasado están las personas que por algún motivo u otro ya no forman parte de nuestra vida, están los sucesos felices o alegres y aquellos dolorosos de nuestra historia.

Gran parte de nuestro pasado no accede a nuestra conciencia. Algunos fragmentos están en el subconciente, pudiendo ser recordados cuando queramos; y otros pertenecen al terreno del inconciente, algunos podrán concientizarse eventualmente y otros pueden no salir nunca a la luz.

El pasado que recordamos se constituye en memorias o recuerdos. Es decir que construimos nuestro pasado con los fragmentos que tenemos a nuestra disposición. Algunas imágenes y también discursos que hemos recibido  acerca de él.

El pasado es tan amplio que incluye los primeros momentos de nuestra vida, incluso los de generaciones anteriores, la historia de nuestra familia y de nuestra sociedad. Y también incluye lo que hicimos ayer, o hace sólo unos momentos.

Sea cual sea la cualidad de aquello que hemos ya vivido, el pasado representa algo que discurrió y que, como tal, no puede ser recuperado. Los recuerdos y memorias son imágenes, discursos, testigos de eso que ocurrió, pero no podemos volver el tiempo atrás, y eso muchas veces genera una sensación de pérdida.

Lo pasado, como no podemos intervenirlo de modo directo, en muchas ocasiones queda cubierto con un manto de idealización. Nos convencemos de que eso que ha pasado era perfecto, y que ya no puede volver a recuperarse. Y este es el gérmen mismo de la nostalgia.

Sentir nostalgia ocasionalmente es entendible, es aún más frecuente en personas mayores, porque la vista hacia el futuro se les vuelve difícil y suelen dirigir la atención hacia el pasado. Pensando en tiempos donde podían hacer esto y aquello, compensando así tal vez la sensación de impotencia o debilidad actual.

Recurrir a la nostalgia, en este caso, impide que las personas de la tercera edad experimenten todo el potencial de sabiduría que representa la etapa vital que atraviesan.

En muchas personas la nostalgia es recurrente, y esto los priva de valorar y disfrutar del presente. El peso de aquello que se ha perdido se les vuelve muy difícil de sostener, impidiendo dedicar toda su energía a la vivencia presente.

Es importante estar atentos al carácter de idealización del pasado, y concientizar que todo momento vivido tiene su complejidad, sus luces y sombras, relativizando así el valor desconmensurado que a veces le otorgamos a ciertos acontecimientos pasados.

Atender al pasado es importante, porque nos ayuda a metabolizar ciertas cuestiones que nos permitirán conducir nuestro camino de manera más firme. Conocer la propia historia es clave para la salud mental y emocional de un individuo. Pero quedarnos atados al pasado nos impide vivir y proyectarnos a futuro. Toda nuestra energía psíquica queda atrapada entre recuerdos y memorias, y no poder soltarlas perjudica nuestra capacidad de estar conectados con lo que está ocurriendo en el presente.