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Los procesos creativos y la apertura al cambio.

Publicado por Lic. Maria V.

¿Qué posibilitan los procesos creativos en cuanto al cambio? ¿Qué movimientos habilita?

Los procesos creativos son zonas de interjuego de fuerzas y de descubrimientos de nuevas maneras de hacer, y por lo tanto, de nuevas maneras de pensar, de sentir y de proyectarnos a futuro.

El acto creativo en sí mismo habilita un espacio de confrontación y ligazón a la vez, de aspectos que nuestra parte racional caracteriza de contradictorios. La contradicción tiene lugar en este terreno donde se libran batallas y se gestan encuentros, verdaderos vínculos.

Los procesos creativos, sucesión y encadenamientos de actos creadores que se vinculan y retroalimentan, ayudan a resignificar nuestro recorrido previo, a la vez que abren la puerta a nuevos encuentros y acontecimientos posibles. Lo que habilita el acto de crear es precisamente moverse, moverse de posición.

Los procesos creativos se pueden dar en espacios muy diversos, en contextos laborales o de ocio. La creatividad se pone en juego cuando permitimos que intervengan nuevas formas, cuando resolvemos un conflicto de modo alternativo, o cuando dejamos que una idea aflore y se ponga en acto. La creatividad es lúdica, implica un juego de idas y vueltas, y más se despliega cuanto más podamos trabajar la autocensura.

Los procesos creativos, como el cambio, implican asumir un riesgo. El riesgo de salirnos de una posición asociada a lo conocido, a las estructuras y dinámicas que veníamos desarrollando previamente.

El acto creativo nos posibilita cerrar ciclos y dar comienzo a otros, porque mientras creamos estamos en un campo de transformaciones, no solamente con los materiales que utilicemos, sino con aspectos de nosotros mismos.

Lo creativo nos vincula con las posibilidades infinitas, asunto no sencillo de sobrellevar. Por eso, puede generar temor. Lo conocido nos genera seguridad, es un terreno firme que ya hemos explorado y hemos observado qué consecuencias, en mayor o en menor medida, aparecen después de nuestros actos.

Como ya sabemos nunca podremos controlar todo, siempre algo escapa a nuestras intenciones. Pero entrar en el espacio creativo es arriesgarse verdaderamente a que ocurra algo distinto.

Los procesos creativos permiten sostener y desplegar la creatividad a lo largo de un período de tiempo. Todo lo que sucede en ese período, si lo habilitamos, es en forma de conexiones, rupturas, asociaciones, retroalimentaciones, flujos de energía a veces contrarias, que sobre el papel o el medio expresivo que utilicemos coexisten y dan lugar a otras.

Poder sostener esto, dar lugar a la espera, la intervención, las resonancias, lo que se moviliza internamente cuando se está creando, produce en sí mismo, cambios internos. Donde, frecuentemente, nuevas asociaciones e ideas aparecen, o cuando experimentamos bloqueos y resistencias que nos impiden continuar.

Todo lo que forma parte de estos procesos es material de autoconocimiento, que en el marco adecuado cobra relevancia y se vincula con asuntos de nuestra historia personal.

Todo aquello que nos ayude a visibilizar aspectos internos, concientizar y elaborar, nos permite cambiar. No hay cambio posible si no accedemos a estas cuestiones profundas. Podemos hacer cambios, quizás más superfluos, que duren un tiempo, pero tarde o temprano lo inconsciente volverá a aparecer para marcar la dirección.

A través de procesos creativos podemos conectarnos con esos aspectos, y habilitar verdaderos cambios.