Los Valores Humanos
El XXII Festival Internacional de Cine que se está desarrollando en Mar del Plata, con una masiva afluencia de público, es para la mayoría, una oportunidad de ver la expresión de diversas culturas, a través de producciones que no llegan a alcanzar el mercado comercial, convirtiendo esta muestra en la única forma de acceder a la forma de vida de muchos países que apenas se conocen.
Podemos constatar que a pesar de las diferencias, en el mundo ocurren sucesos similares y el comportamiento de la gente no difiere en forma significativa, salvo por sus tradiciones, que se diferencian más de forma que de fondo.
El cine refleja la realidad, ya que el arte se suele inspirar en los hechos y en las circunstancias del contexto en el que se desarrollan.
Es conmovedora la cosmovisión del director de una película que participa en este Festival, realizada en la República de Georgia (ex Unión Soviética) donde se trata de mostrar a una sociedad que ve el mal donde no existe, cuando son las mentes corrompidas de la mayoría cuando la juzga, y cómo el amor puede transformar a cualquiera.
Cuenta con singular realismo el cambio de conciencia que se produce en un solitario diplómático alemán que trabaja en la Embajada, cuando se relaciona en forma casual con una adolescente refugiada que vive en pésimas condiciones de pobreza, rodeada de promiscuidad y delincuencia; y la transformación que logra en ella con su paternal protección y cuidado, brindándole la posibilidad de cambiar su destino.
Pero una sociedad enferma no está preparada para entender que alguien en su seno pueda tener una intención puramente desinteresada y altruista; y cuando la inmoralidad está instalada en ella es muy difícil liberarse de los prejuicios y rumores solapados que intentan convertir una buena acción en algo sucio.
El contraste entre las condiciones deplorables de los refugiados y la opulencia de los poderosos se refleja con toda claridad subrayando el casi ineludible fatal camino que les espera a esos niños y jóvenes marginados, que están obligados a sobrevivir en un submundo donde la droga y la prostitución se encuentran en alguna medida en cada hogar.
Es importante el esfuerzo de este cineasta en tratar de demostrar que existe la corrupción, pero que no todo el mundo está corrompido, porque siempre habrá alguien, con pudor y buena fe, capaz de modificar algo en un medio plagado de falsedad y engaño, donde la traición y la mentira es moneda corriente; aunque su vida pueda quedar expuesta a la intolerancia de sus pares y a la incomprensión de los mismos a quien quiere ayudar.
Esta película también expone con acierto cómo muchos ignoran su conciencia aunque sientan aflorar sus sentimientos de culpa constantemente y sus vidas sean una permanente contradicción. Nos señala su convicción en la existencia de una conciencia humana Universal, y el poder y la libertad individual de oponerse a esa ley y no escucharla para transitar el camino del error, o aceptarla para lograr la paz interior.