Pesimismo y Cinismo, ¿Qué función cumplen?
El Pesimismo es la tendencia a observar y juzgar las cosas en su aspecto negativo o desfavorable.
El Cinismo es una tendencia que busca asumir una postura crítica frente a los acontecimientos. Como postura filosófica se desafían todos los valores y normas sociales establecidos.
Si se transforma en una actitud, el cinismo implica una gran desconfianza, que se ejerce como desprecio, incluso hostilidad.
La persona cínica encuentra un lado oculto y sospechoso detrás de todas las situaciones, pudiendo así hacer pedazos las ilusiones de otros.
Ambos rasgos suelen estar asociados dentro las mismas personalidades. En esencia son expresión de la ambivalencia humana.
El pesimismo, como opuesto a optimismo, implicaría la cuota de hostilidad presente en toda subjetividad humana. Sabemos que tanto el amor como el odio forman parte de la estructura psíquica y, donde se muestre solo uno podemos deducir que el otro ha sido reprimido.
Un ejemplo: en personas extremadamente positivas, alegres, siempre bondadosas con quienes los rodean, hay una cuota de agresividad que no encuentra su vía de expresión y, probablemente, sea acumulada en el Inconsciente encontrando vías alternativas, muchas veces patológicas, de descarga.
El pesimismo, de alguna manera caracteriza una tendencia humana que se ha acostumbrado a vivir a través de la desgracia y el sufrimiento. De modo que pretende adelantarse a los sucesos terribles que podrían pasar, para no caer en la frustración.
El par Optimismo-Pesimismo deberían fluctuar para permitir que se expresen ambos en distintos momentos. Eso hablaría de una experiencia más genuina, donde el sujeto se permita tanto el amor, como también la hostilidad y el temor.
Si el pesimismo es el modo de respuesta frecuente, y ese sujeto en particular no puede lograr ver aspectos positivos en lo que lo rodea, se observa en esto cierta inflexibilidad, con sus respectivas consecuencias.
El cinismo es un modo de respuesta que permite la descarga de aspectos negativos, incluso agresivos, frente a otros y a las situaciones que rodean al sujeto.
En el trasfondo de estas posiciones radica una gran inseguridad y, sobre todo, desconfianza.
Ambas posturas, si se emplean de manera recurrente, implican mecanismos de defensa, que el individuo emplea para protegerse. No solamente de cuestiones dolorosas que puedan ocurrirle, sino también de otros y de sí mismo.
El pesimismo y cinismo frecuentes protegen al sujeto de la ilusión y de la posible frustración. Son personas que prefieren no esperar nada, antes que sufrir.
Con este modus operandi, pueden fluctuar desde comentarios negativos aislados a verdaderos mecanismos agresivos que pueden transformarse en un problema.
El funcionamiento vincular suele ser dificultoso en estos casos, pudiendo resultar en interacciones tóxicas, o pasivo-agresivas. Cuando estos rasgos son constantes suelen estar asociadas a personalidades asociales, que prefieren pasar tiempo solos y que evitan el contacto social frecuente. Por medio de sus intervenciones buscan cuestionarlo todo, y en muchos casos, menospreciar, burlar o desacreditar las expectativas y proyectos de otros.
No suelen presentar incomodidad o culpa frente a estas acciones, que muchas veces están enmarcadas en manifestaciones de «humor».
Las personalidades que despliegan estos modos de respuesta de manera predominante suelen tener, por lo general, un narcisismo marcado. Mediante estas agresiones buscan aislarse, protegerse a sí mismos del entorno y de los demás. Establecen un muro que los separa de otros y que impide que puedan conocerlos en profundidad.
Más allá de lo que aquí mencionamos acerca del pesimismo, no debemos olvidar que el ser humano es muy complejo, y que las promesas de una vida siempre alegre y feliz no son reales. Las cuotas de pesimismo que sean necesarias deben transitarse para luego encontrar la esperanza, el placer o la motivación. Una sin la otra nos hablan de un desequilibrio.
Ambas características aquí descritas suelen ser también rasgos de personas que atraviesan una Depresión, o que tienen algún diagnóstico de base que las desencadena. La depresión crónica o Distimia, suele ser también un cuadro asociado a estas características.