Redefinir proyectos en tiempos de Pandemia.
Una de las realidades más difíciles de afrontar durante esta pandemia es la caída, pérdida o ruptura de proyectos que estaban pensados para ser desarrollados en este tiempo.
Muchos invirtieron y apostaron todo a materializar una idea o un sueño que venian gestando hace tiempo. La gran decepción que implica ver que lo que uno planeaba no se pudo efectuar, que las condiciones actuales han frustrado esos intentos, y en muchos casos se ha tenido que retroceder.
Este tiempo implica, en muchos casos, la necesidad de barajar y dar de nuevo, de redefinir y resignificar esos proyectos, para así encontrar un modo de seguir.
No es extraño que la primera reacción frente a esto sea la frustración, la apatía, incluso la resignación. Hay muchos casos en los que los proyectos que se iniciaron este año venían siendo gestados desde mucho tiempo atrás, con gran esfuerzo y gran inversión tanto económica como afectiva. Esa ruptura es muy difícil para el psiquismo, que inicialmente suele caer en el desasosiego.
Esta situación nos ha atravesado a todos como un rayo, algo inesperado, que nos conmovió profundamente.
Cuando un acontecimiento nos desestabiliza con esta fuerza, perdemos las claves. Esas que creíamos que nos definían previamente. Por eso, el gran desafío actualmente es poder redefinir, tanto los proyectos que se vieron frustrados como a nosotros mismos.
Para esto, a veces es necesario una terapia psicológica, y a veces no. Según el estado emocional y los recursos psicológicos de la persona, muchas veces este terreno de confinamiento se ofrece como una oportunidad de reconstruir ese proyecto que se ha visto coartado.
En mayor o en menor medida, todos deberemos en algún momento replantearnos nuestra vida post pandemia. Cuestiones que antes dábamos por supuesto, ahora tendrán que ser repensadas. Por esto, y, dado que requiere de un trabajo casi obligado, aquellos que tengan un proyecto específico que ha resultado impedido por estas circunstancias, tienen la posibilidad de generar un movimiento dentro de ese proyecto, un cambio que lo transforme en una versión mas coherente con la situación actual.
La capacidad de transformación en función del contexto nos da indicios de salud y de grandes herramientas psicológicas por parte de la persona. Las características resilientes, la posibilidad de fortalecerse en situaciones adversas, habilita el recorrido de un camino flexible y auténtico, donde probablemente muchos proyectos terminen siendo más exitosos que en su versión original.
La variabilidad de un proyecto, la evaluación de sus partes, la puesta en juego de un plan, es un proceso que puede ser muy interesante para la etapa que estamos viviendo. No tener proyecto es justamente lo que más dificultades genera, ya que hay poca posibilidad, de este modo, de encontrar motivación para seguir.
Utilizando este tiempo para aceptar las condiciones presentes, y entrar en un proceso creativo y de reestructuración de un proyecto previo, es una manera de transitar, a la par, por un recorrido constructivo de autoexploración.
En este camino, se ponen en juego herramientas propias reparadoras capaces de afrontar la frustración y el daño infligido por el contratiempo, y de construir un proyecto nuevo en vistas al futuro.