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El miedo a la enfermedad en tiempos del Coronavirus.

Publicado por Lic. Maria V.

En épocas como la que estamos viviendo se experimenta un incremento de miedo en la población. Principalmente miedo o pánico frente a la enfermedad. Miedo a estar padeciéndola o a contraerla.

Las personas que frecuentemente experimentaban síntomas de hipocondría o temores asociados a la salud, o quienes tengan diagnóstico de Trastorno Obsesivo Compulsivo o de Ansiedad, probablemente experimenten en este último tiempo un incremento de sus síntomas.

Esto se debe, como mencionamos en otra oportunidad, a que la situación de la Pandemia, por las medidas y la información que circula, predispone e incluso potencia una hipervigilancia, o un estado de alerta fuera de lo convencional.

El estado de alerta está asociado al peligro, y a la ansiedad. Son mecanismos que se ponen en juego frente a un riesgo, y en situación como la actual, donde todo se vuelve potencialmente peligroso, es entendible que el temor aumente.

Lo complejo no es tener miedo, sino qué ocurre como consecuencia. Tener miedo en el contexto actual es entendible, y puede ser el motivador para poner en marcha ciertas estrategias de cuidado propias y de otros que son necesarias.

Pero si el miedo es tal que paraliza, impide seguir, pensando y avanzando con cuestiones cotidianas, vinculares, creativas, se transforma en un problema.

El miedo como tal es una respuesta saludable, que nos permite tomar acciones necesarias frente al peligro. En los animales, el desarrollo de miedo se pone en juego para sobrevivir, evitar o alejarse de situaciones potencialmente dañinas. Sin embargo, y como hemos explorado en artículos anteriores, en el Ser humano esto no se manifiesta del mismo modo, el miedo puede ser irracional, o sumamente subjetivo. La respuesta de miedo se puede disparar frente a situaciones cotidianas nimias que para el resto de la población no implican ninguna amenaza.

Por esto mismo, entendemos que si el miedo de por sí se desarrolla de manera particular en circunstancias estándares, en el contexto de pandemia que estamos viviendo, se establece una propensión a que este miedo cobre dimensiones incalculables, se transforme en pánico y escale cada vez más limitando a la persona aun mucho mas de lo que puede hacerlo la cuarentena.

Frente a esta situación los profesionales de la salud mental debemos actuar conteniendo y brindando la información adecuada.

Las acciones evitativas y obsesivas toman cada vez mayor espacio, a costa de cada vez mayor renuncia y cada vez más angustia. Por eso mismo es importante continuar las terapias psicológicas especialmente en este período. Ya sea vía online o mediante llamada telefónica, pero es fundamental sostener el tratamiento.

La limpieza compulsiva y el temor extremo a contraer el virus, fomenta un estado de estrés que predispone negativamente. Para esto, es esencial sostener el tratamiento si ya se había iniciado, y limitar el acceso constante a la información de la pandemia. La información oficial suele ser justa y no alarmante, por lo tanto se recomienda solamente seguir estas fuentes, y no chequearlo diariamente.

El miedo a la enfermedad nos muestra un temor frente al padecimiento, frente a lo desconocido o lo imposible de controlar, se asocia con el miedo a la muerte, al vacío, a lo que se nos escapa y no podemos nombrar. Contener a quienes están sufriendo estos síntomas en el momento actual es también responsabilidad de los profesionales de la salud. 

Recomendar un tratamiento y fomentar que se sostenga es la mejor manera de que quienes lo experimentan transiten por estos tiempos de la mejor manera posible.