Vidas Pasadas – Parte III
Cuando se investigó en Europa la misteriosa aparición de un ejército desfilando por el sótano de una casa, la descripción de los trajes de los soldados coincidía exactamente con los genuinos uniformes que se usaban en la época de la invasión de los romanos y se constató que la casa había sido construida sobre una antigua ruta de la ciudad por donde circulaban habitualmente los soldados.
El testigo de esta experiencia no tenía conocimientos históricos ni se conocía en esa ciudad la existencia de una senda tan antigua. El nivel del camino también resultaba el correcto, proyectándose los soldados en la pared del sótano, cabalgando a mayor altura que el nivel del piso actual.
Cabe preguntarnos por qué mediante estos estados de conciencia se pueden recordar hechos del pasado y no del futuro, ya que si es cierto que podemos conectarnos con tiempos anteriores estaríamos también en condiciones de anticipar el futuro.
Si somos capaces de acceder a la dimensión del tiempo deberíamos ser testigos tanto del pasado como del futuro.
El tiempo o la cuarta dimensión es difícil de imaginar. Por ejemplo: si solo fuéramos seres bidimensionales (longitud y altura), en lugar de tridimensionales (longitud, altura y volumen), además de lucir como fideos cintas, no podríamos percibir la dimensión volumen ni nada que tuviera volumen o profundidad, porque para nosotros solamente existiría lo alto y lo largo y si en estados alterados de conciencia pudiéramos percibir la tercera dimensión, sería considerada para nosotros un fenómeno paranormal o algo sobrenatural.
Los seres tridimensionales como nosotros no pueden percibir la cuarta dimensión o el tiempo en toda su extensión, solamente la percibimos en forma lineal, del pasado al futuro.
La dimensión del tiempo estaría eventualmente en forma perpendicular a nuestro espacio tiempo, por esta razón, muchos consideran que somos un segmento de eternidad capturada en un espacio tiempo.
Einstein creía que podrían ser posibles los viajes en el tiempo, durante los cuales podríamos visitar tanto a nuestros ancestros como a nuestros descendientes en el futuro, pero probablemente sin la posibilidad de contactarnos con ellos.
Si pudiéramos acceder a la cuarta dimensión, seríamos capaces de ver todo el pasado, y también el futuro y de visitar tal vez otros universos de los muchos que pueden existir y que no podemos percibir.
Surge entonces un nuevo cuestionamiento: ¿por qué las reencarnaciones son siempre en este universo y no en otro?
Algunos se atreven a formular una hipótesis aún más arriesgada sobre esta pregunta: la importancia del deseo individual que es el que orienta a las almas cuando dejan el cuerpo, y como las que sobreviven son nuestras emociones, el miedo a lo desconocido nos mantiene ligados a esta tierra.
Si bien todos estos hechos no prueban nada, reconocemos que por lo menos despiertan nuestra curiosidad y nos llevan a reflexionar sobre lo poco que conocemos de la realidad, de la solamente percibimos apenas una pequeñísima porción donde se desarrolla nuestra existencia.
Por eso resulta apasionante la posibilidad de acceder al conocimiento, para que el Universo en que vivimos nos revele todos esos misterios inaccesibles todavía, pero que sin duda alguna, en algún momento, serán alcanzables y comprensibles.