Angustia, Síntomas y Tratamiento
Es un estado provocado por la sensación de estar solo y aislado.
La angustia es un estado de desasosiego, inquietud y temor acompañado de una sensación de pérdida de la integridad y del equilibrio psíquico.
La angustia en la sociedad moderna revela la condición del hombre actual, que se siente arrastrado por una maraña de obligaciones, sin la posibilidad de actuar y tomar decisiones según su conciencia, perdiendo de vista el sentido de su propia existencia.
La sensación de estar vivo, de existir, es breve, porque dura sólo un instante, pero esos son los momentos que le permiten al hombre seguir viviendo.
Las personas viven en un mundo subjetivo y crean su propio mundo. Tratan de buscar la verdad hasta que se dan cuenta que lo único verdadero es el aquí y ahora.
Existe una anécdota de Buda que puede ser útil para entender este concepto.
Había una vez un monje que creía que Buda no contestaba sus preguntas con respuestas claras sobre el misterio del Universo y el enigma del hombre.
Cuando le pidió explicaciones más concisas que pudiera entender, Buda le dio un ejemplo: Si una persona es herida por una flecha venenosa lo más importante para él es encontrar a alguien que lo ayude a sacar la flecha y a curar su herida y lo menos que haría en ese momento sería cuestionarse sobre quien la disparó, qué tipo de flecha es o desde dónde fue disparada.
En realidad, esto nos enseña a que la vida no se trata tanto de adoptar una postura ideológica sobre lo que suponemos qué es la verdad, sino de vivir cada momento de la existencia con verdadera pasión y fervor.
Kierkegaard, famoso existencialista, desarrolló el tema de la angustia relacionándolo con la existencia. Según este filósofo cada individuo se encuentra totalmente solo y si se encontrara a punto de ahogarse de nada le serviría adoptar una postura teórica al respecto, porque la cuestión en ese momento es de vida o muerte, si se va a ahogar o no.
Para Kierkegaard, los problemas existenciales no se pueden resolver racionalmente, porque podemos saber cuánto es dos más dos, pero no podemos saber si alguien nos ha perdonado o si una persona nos ama.
Sólo nos queda creer o esperar, no razonar. Del mismo modo nos pasa con la idea de Dios, si puedo entenderlo objetivamente no tengo necesidad de creer, pero como no puedo hacerlo, tengo que creer, porque lo esencial es lo que es verdadero, para mi.
A nadie se le ocurre pensar en las leyes de la física en el momento de recibir el primer beso.
La angustia es la sensación de desamparo que se siente cuando nos damos cuenta que en nuestra existencia subjetiva estamos solos.
El problema del hombre actual es que ha perdido la intimidad y se ha convertido en un hombre público, cuya característica es la falta de compromiso.
El conformismo con la multitud que defiende lo mismo, significa la pérdida de la relación apasionada con las cosas.
Kierkegaard decía que existen tres actitudes vitales en la vida, la estética, la ética y la religiosa, y que mucha gente vive toda la vida en la misma fase.
El que vive en la fase estética vive el momento para conseguir sólo el placer de los sentidos; el estético es un juguete de sus propios placeres y estados de ánimo; y lo único que le interesa es si una cosa es divertida o aburrida.
En esa fase estética es cuando se siente angustia y vacío, sin embargo, puede haber esperanza.
Para Kierkegaard la angustia es algo positivo, que señala que la persona se encuentra justo en una situación existencial que le puede brindar la posibilidad de dar el gran salto hacia una fase superior. Este salto puede suceder o no, hay que elegir, porque nadie puede dar el salto en su lugar.
La elección que conduce a que un ser humano salte de una actitud vital estética a una actitud vital ética o religiosa tiene que surgir desde dentro.
La elección existencial emana siempre de una desesperación y miseria interiores.