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Salidas a la angustia

Publicado por Betina Ganim

salidas angustiaLes decía en el post anterior que cuando ya una mujer o una mujercita conquista una respuesta a nivel del ¿qué me quiere el Otro?: quiere que sea el falo. Eso ya es una salida de la angustia.

Luego la cuestión es encontrar los modos de ser el falo, los modos de «disfrazarse» de falo, los modos de la mascarada y sus avatares -nunca se libera del todo de esa angustia.

Además, es importante entender que esta mascarada no es simplemente un acto de ocultación o disfraz. Es una forma de enfrentar la angustia, una estrategia de supervivencia que permite a la mujer moverse en un mundo que a menudo la ve como objeto de deseo. La mascarada es un intento de tomar el control de esta situación, de ser el sujeto y no el objeto. Es una forma de decir: «No soy simplemente lo que tú quieres que sea, soy lo que yo elijo ser».

Por eso es interesante la cuestión de que el nudo al falo es un nudo laxo, es un nudo flojo, es un nudo que nunca está del todo ajustado. Por eso, cuanto más flojo está ese nudo, más énfasis se dedica a la mascarada, tratando de salir de la angustia reforzando y reforzando la mascarada. Hay veces son vencidas por esa angustia y en el medio de que se están maquillando, por ejemplo, se largan a llorar, tiran todo y pueden sacar el Lexotanil o cerrar las ventanas, en una precipitación.

Es lo que no entienden los maridos ¿qué hacen ellas en el baño? Es un momento de angustia, están peinándose, pintándose y vistiéndose. No solo es que se demoran, sino que si hay varias mujeres en el baño, hay un griterío de risas, o peleas infernales, llantos… no es nada pacífico eso, no?

No se trata de él afeitándose con los otros hombres, charlando, pasándose colonia y qué se yo, mientras lloran y discuten. Él, de lo más tranquilo, porque la angustia no está a ese nivel.

Este fenómeno también se puede observar en otros aspectos de la vida cotidiana. Por ejemplo, en la forma en que las mujeres se visten y se presentan en público. La ropa, el maquillaje, los accesorios, todo es parte de la mascarada. Y cada elección, cada detalle, es una respuesta a la angustia.

Es por eso que el psicoanalista debe ser capaz de leer más allá de las apariencias, de entender lo que está en juego en estas elecciones y comportamientos. No se trata simplemente de vanidad o superficialidad, sino de una lucha constante contra la angustia, una lucha por la afirmación de la identidad y la autonomía.

Esto podemos decir que es parte de la ‘Psicopatología de la vida cotidiana’ donde es muy importante la mascarada en la mujer porque está ubicada para responder a la angustia.

Y esto es algo que el psicoanalista tiene que tener en cuenta y saber leer. La angustia no es solo un estado emocional, sino también una forma de resistencia, una forma de lucha por la autonomía y la identidad. Y la mascarada es una de las principales armas en esta lucha.