La Sexualidad y el Tabú del Incesto
La sexualidad contiene mitos y tabúes desde la antigüedad.
El diccionario define la sexualidad como el conjunto de comportamientos relativos al instinto sexual y a la satisfacción.
Esta definición podría serle útil para entender el comportamiento de cualquier ejemplar del mundo zoológico, pero la sexualidad humana es mucho más compleja que esa descripción, porque está enraizada e influenciada por componentes culturales que le otorgan un significado estrictamente humano y social, más allá de la función orgánica.
Algunos autores, como Sigmund Freud, se han dedicado a entender, por ejemplo, el tabú del incesto.
Los aborígenes australianos son considerados como una raza aparte sin relación alguna ni rasgo común con ninguna otra tribu de otras islas o continentes más cercanos.
Su costumbres no incluye la construcción de viviendas sólidas, no cultivan la tierra e ignoran el arte de la alfarería. Se alimentan de carne de animales salvajes y de raíces que encuentran a su paso. Viven en grupos pero no tienen ningún jefe y los problemas son resueltos en Asambleas de hombres adultos.
Es difícil atribuirles algún culto que responda a la adoración de algún ser trascendente.
Teniendo en cuenta estas características de su cultura se puede esperar que con respecto a la sexualidad no observen ningún tipo de restricción ni tabú.
Sin embargo, en estas tribus se impone una rigurosa prohibición a las relaciones sexuales incestuosas.
Las tribus australianas se dividen en grupos y cada uno de ellos lleva el nombre de un “tótem” que puede ser un animal, una planta o un fenómeno atmosférico, como la lluvia, el cual se relaciona con el grupo.
Este «totem» no es un ícono sino que se encuentra en la realidad y represente el antepasado de ese grupo, encargado de protegerlos de cualquier daño; y todos los individuos que tienen el mismo “tótem” tienen la obligación de respetar su vida, abstenerse de comer su carne o aprovecharse de él en alguna forma.
La subordinación al “tótem” es sagrada y castigada si no se cumple.
En casi todos los grupos que comparten el mismo “tótem”, sus miembros no deben tener relaciones sexuales ni casarse entre si.
La violación a esta ley de exogamia es vengada por la tribu como si se tratara de un peligro que amenazara a esa comunidad y penalizada con la muerte de ambos amantes.
No obstante, si ambos logran evadir por un tiempo prudencial la persecución, la sanción puede ser dejada de lado.
Esta prohibición se extiende a los amores ocasionales que también son considerados merecedores de la pena de muerte.
Si un hombre se casa con una mujer cuyo clan tiene otro tótem, los hijos heredarán el tótem de la mujer, por lo tanto un hijo varón no podrá tener relaciones con su madre ni con su hermana, prohibiendo también al hombre cualquier unión con miembros del mismo grupo, que pueden llegar a tener varias mujeres de otros clanes.
Estas tribus consideran a todos los integrantes del clan como consanguíneos aunque sólo compartan el mismo tótem.
Las hermanas no pueden acercarse ni hablar con sus hermanos y las madres de hijos varones después de la edad de la pubertad tampoco, incluso si deben servirle una comida la ponen a sus pies sin dirigirle la mirada.
La prohibición más extendida y rigurosa es la relación sexual entre yerno y suegra que puede provocar la destrucción de dos familias.
La prohibición del incesto, todavía vigente, induce al individuo a sustraerse de la atracción que le produce su madre y obliga al hijo a liberarse de una condición infantil y de un complejo neurótico.
Las tribus primitivas debían preservar su integridad y asegurarse la cooperación de todos sus miembros y el tabú del incesto elimina las relaciones que pueden ocasionar actos violentos y rivalidades que en definitiva pueden desintegrar el grupo.
Actualmente, el tabú del incesto existe en todas las sociedades y existen leyes que lo respaldan, aunque su cumplimiento sea menos riguroso que en las sociedades tribales, ya que en los casos que se registran violaciones el mayor porcentaje se produce dentro de una misma familia.