No puedo dormir
Qué lástima que resulte tan habitual cruzarse en el metro con rostros lívidos por la fatiga, con niños ojerosos en los colegios o ver a algún familiar o amigo en constante estado de agotamiento. Estamos saciados de escuchar mensajes dirigidos a enfatizar lo importante que es el descanso. Así es, está sobradamente demostrada la función reparadora del sueño. Es vital. No haga la prueba, pero es posible morir de sueño.
Desde hace algunas décadas, no cesan de aumentar los trastornos del sueño y, por ende, los trastornos asociados al mismo. Afectan a un porcentaje demasiado alto de la población, dando lugar a problemas médicos y psicológicos e interfiriendo gravemente en la actividad diaria de los individuos afectados. Es por ello que la intervención debe ser personalizada al máximo, y el estudio de cada caso requerirá el manejo de variables tanto orgánicas, como psicológicas o conductuales. Por tanto, habrá que buscar respuestas a los interrogantes relacionados con el cuánto, el cómo, el dónde y el qué del sueño y del acto de dormir.
La medida más extendida para atajar este problema de inmediato es la farmacología. La ingesta masiva de tranquilizantes y favorecedores del sueño está generando hábitos muchas veces inútiles e innecesarios, llegando a añadir un problema más: la adicción. Aunque en numerosas ocasiones, este tratamiento resulta indispensable al inicio, daremos a conocer métodos alternativos desarrollados bajo enfoques psicológicos que podrán ser efectivos por sí mismos, en algunos casos, y como complemento al tratamiento farmacológico, en los más afectados.
Relájate
Hay numerosas técnicas de relajación esperando ser aprovechadas. Acude a un especialista que te oriente y te entrene en su práctica. Su función reductora de la actividad fisiológica tanto física como mental cooperará logrando que el sueño haga su aparición estelar todas las noches. La relajación se convertirá en tu gran aliada y te beneficiarás de sus virtudes en otros ámbitos de la vida. Sácale todo su jugo.
Especialmente indicada para problemas de insomnio, sonambulismo o terrores nocturnos.
Poderosa mente
Cuando las dificultades surgen porque el sujeto manifiesta pensamientos negativos hacia el sueño (si me duermo, me voy a morir) o pensamientos que entorpecen su presencia (preocupaciones, recordar obsesivamente tareas pendientes), interpelamos, de nuevo, a la presencia de un profesional que te inicie en las excelencias de la reestructuración cognitiva, la detención del pensamientos, o las intención paradójica. Se trata de técnicas muy eficaces para aquellos a los que les resulta más que complicado conciliar el sueño y para esa tribu nocturna que comparte insomnio.
Ajusta tu vida
A pesar de que no podemos considerarlo un tratamiento en sí mismo, es evidente su participación en cualquier terapia destinada a paliar los trastornos del sueño. Sin duda, el conjunto será más efectivo si el paciente incorpora hábitos y actitudes que compaginen con el acto de dormir (higiene del sueño).
Estimamos significativo que se repare en cuidar el contexto de rodea el acto de dormir. El control de estímulos (cama, dormitorio, hora de acostarse) se torna el objetivo de nuestra intervención.
Por desgracia, estos trastornos afectan a personas de todas las edades y a ambos sexo. Si bien, los sufren con más frecuencia las mujeres de mediana edad y las personas mayores de ambos sexos. Practica el sueño reparador y vigorizante como forma de vida. Es una parte fundamental de tu salud y debe ser atendida como merece. Asimismo, advierte los signos de mal dormir de los que te rodean para actuar lo antes posible. Además, no te pierdas la aventura de soñar pese a que no recuerdes al despertar. Más vale no recordar, que no soñar.