Bien decir y saber leer
En la comunidad analítica estamos bastante habituados a decir que de lo se trata en psicoanálisis es del «bien decir». Jacques-Alain Miller considera en su texto «Leer un síntoma», que el bien decir sin un «saber leer», no es nada. O sea, que el saber leer completa de alguna manera ese slogan famoso del «bien decir».
Del lado del analista ubicamos entonces el bien decir y el saber leer. Eso podemos decir que le corresponde al analista. Pero en el transcurso de la experiencia analítica es necesario que ese bien decir y saber leer se traspasen al analizante.
Es preciso que el analizante aprenda (fuera de toda concepción pedagógica de este término) a «bien decir», pero también a «saber leer».
Sabemos también que el psicoanálisis participa de la retórica (el arte del bien decir) pero para nada se reduce a ella. Y la diferencia está en el «saber leer». Un análisis no s reduce solo a la escucha, sino a la lectura.
El psicoanálisis podemos decir que parte de la palabra, de la función de la palabra, pero no dice nada de la escritura, y hay una clara diferencia entre «hablar» y «escribir». Es justamente en esta distancia en donde el psicoanálisis opera. El psicoanálisis entonces explota la diferencia que existe entre hablar y escribir.
Si decimos que el psicoanálisis parte del lenguaje, no estamos refiriendo a que el punto d e`partida de Lacan estuvo en la primacía de lo simbólico. Aunque también sabemos que la enseñanza de Lacan estuvo aun así siempre orientada pro lo real. Al menos ese era su horizonte.
¿Pero dónde está lo real en todo este tema?
Para Freud, el inconsciente era efecto de una deducción. Y Lacan traduce esta cuestión hablando de un sujeto supuesto; es decir, un sujeto hipotético. El sujeto del inconsciente entones es hipotético, no es real. Ahora bien, ¿es un ser? Esa es toda una discusión. De momento detengámonos en que Lacan en principio prefiere decir que ese sujeto, más que un ser, es un «deseo de ser»…
El inconsciente, en este sentido es el sujeto mismo, cuya escritura lacaniana es $, sujeto barrado, dividido.Es algo que no tiene ser, sino que lo que tiene es el ser de la falta.
Lacan, en este sentido también dice que el inconsciente es ético, en tanto que es relativo al deseo. No es del orden de lo real, más bien lo real es lo sin ética, en tanto se comporta de modo tal que no nos conviene…
Por ejemplo los sueños como manifestaciones del inconsciente, ponen de relieve el estatuto fugitivo del ser. Lo mismo el acto fallido, los lapsus, los olvidos, los chistes -dice Miller,- son seres que no consisten; más bien son seres fulgurantes, que desde el psicoanálisis tienen una verdad, pero que inmediatamente se eclipsa.
También junto a estas formaciones del inconsciente, tenemos el síntoma. Y lo ubicamos en esta serie, en tanto el síntoma comporta una verdad, le damos al menos un sentido de verdad, es decir, lo interpretamos. Pero la diferencia del síntoma con las otras formaciones del inconsciente es su permanencia.
Seguiré el próximo post con este tema.
FUENTE: MILLER, J-A. «LEER UN SÍNTOMA» REVISTA LACANIANA. NUMERO 12, EOL.