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Caso Catalina

Publicado por Betina Ganim

Este es el tercer caso que Freud nos tansmite en sus «Estudios sobre la histeria». Cuenta que en 189… decide irse de vacaciones a la montaña, a despejarse de su trabajo, pero que estando él observando el paisaje desde la cima de la montaña, una señorita de alrededor de 17-18 años, lo llama.

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Catalina trabajaba en la hostelería que también era famosa, que se encontraba en la cima de aquella montaña. Dice Freud que por sus apariencia no era una criada, sino pariente de la dueña del hotel; efectivamente la hostelera era su tía.

Catalina le dice que vio que era médico en el registro del hotel y que le quiere consultar sobre su «enfermedad de los nervios», ya que de nada le habían servido las medicinas prescritas por el médico del pueblo.

Sus síntomas eran el ahogo y dificultades para respirar. Esos ahogos le suceden de repente, junto con dolor de cabeza y mareos, hasta que el pecho se le contrae hasta tener la sensación de no poder respirar. Al mismo tiempo tiene la sensación de que morirá. Y tiene la sensación de que alguien pueda agarrarla por detrás, por lo que no se siente tranquila en ningún sitio.

Freud considera que se trata de ataques de angustia (lo que hoy se diagnosticaría rápidamente «ataque de pánico»)

Al interrogarla, Catalina dice que en esos momentos se le aparece una cara que «la mira con ojos terribles».

El primero de esos ataques le sucedió hace dos años, cuenta Catalina.

Hipnosis descartada, Freud comienza un análisis con ella.

Catalina le cuenta que ese primer ataque sucede luego de haber sorprendido a su tío con su prima, en una actitud sexual (aunque del carácter de esa escena se entera luego…). Catalina le cuenta a su tía (la dueña del hostal) esto que había visto, por lo que sus tíos se separaron, y no en muy buenas condiciones…

El asco que le produjo ver esa escena había producido en ella vómitos durante los días siguientes. Catalina no sabía que era lo que le había provocado tanto asco.

Empieza a asociar: hacía dos años este mismo tío la había acosado a ella misma . Estando ella dormida, se había despertado con el tío en su cama, junto a ella. Catalina reacciona enojada, rechazando esa actitud de su tío, aunque sin saber muy bien cuáles eran sus verdaderos propósitos…solo le parecía que eso «no estaba bien».

Catalina luego relata otras escenas similares, en las que sorprendía a su tío en situaciones extrañas con su prima, pero que no pasaba de resultarles «chocantes»…

Freud concluye entonces que los vómitos eran síntomas conversivos, sustitutivos de la «repugnancia moral» que le había suscitado aquella escena sexual. Pero el asco no fue por la escena que vio en sí, sino que esa escena había reactivado aquella en la cual sintió el cuerpo de su tío junto a ella en la cama.

Solo le quedaba a Freud resolver esa «alucinación» que padecía Catalina: esa cara que la miraba y le daba miedo. Catalina la asocia con el odio que había sentido su tío hacia ella cuando se supo lo de su relación con su prima. Todos los problemas eran por su culpa, y ella temía que su tío la agarrase «por sorpresa».

En el análisis del caso Freud considera que se trata de una histeria provocada por dos series traumáticas, y la escena que los reactiva.