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Demanda de amor

Publicado por Betina Ganim

Siempre decimos que la enseñanza de Lacan no tiene que ver con unas indicaciones técnicas, con protocolos preestablecidos que indiquen a aquel que practica el psicoanálisis, qué tiene que hacer o decir; sino que si apostamos a la singularidad, si hablamos del caso por caso, y si seguimos la indicación freudiana de abordar cada caso como si fuera el pimero, la técnica, los consejos para todos, no tienen lugar aquí.

Pero, siguiendo con la temática que les introduje la semana pasada en relación a la definición de amor que Lacan introduce allí, podemos decir, siguiendo la lectura de J-A Miller que hay ahí cierta «pedagogía» en este sentido, y que consiste en que si hay algo saludable a considerar es «la nada».

Retomando un poco: les hablé del ejemplo clásico que tenemos en Lacan cuando la madre en vez de dar nada, da lo que tiene: esa «papilla asfixiante» que da la madre al niño, «llenándolo» de comida… Es así que el niño, entonces se busca una manera de hacerse una falta, de hacer una nada. La anorexia es uno de las problemáticas en relación a esta cuestión. Pero hay muchas otros síntomas y patologías del acto que se vinculan a esto…

demada de amor

En el Seminario IV Lacan dice que es necesario que la madre tenga und eseo por fuera de ese niño, que no esté toda allí, que su niño no se convierta en todo para su vida. Si esto es así, si ese niño llena toda su vida, y si ella se «llena» de ese niño «llenándolo» ella a él a su vez, lo que ocurre es que la imagen fálica termina recubriendo, confuendiéndose con el niño.

Es aquí donde Lacan introduce la tríada de la que les hablé: necesidad, demanda, deseo. Lacan distingue estos términos, para desembrollar un poco esta dialéctica.

Decimos que como el niño llama al Otro cuando algo del orden de la necesidad le falta(por ejemplo, alimento) le está demandando algo. En eso ya tenemos que se le da un sentido a esa demanda (la madre, ese Otro al que el niño recurre supone lo que el niño quiere con ese llanto, por ejemplo: comer)

Pero Lacan luego diferencia esta demanda de lo que él llamará «demanda de amor». La demanda simple tiene que ver con el sentido que se le da a una necesidad. Más allá de esto, se trata de la demanda de amor: demandar nada; esa demanda de incondicionalidad, que se juega en términos de presencia-ausencia. Y Lacan para esto toma el ejemplo del juego del Fort-Da freudiano (ver en otros posts de este blog)

Este juego sería una demostración de cómo funciona la demanda de amor (como así también del goce en juego en relación a la repetición )

Entonces, la demanda de presencia es el llamado a que el Otro esté presente y que de cuenta de su presencia, que dé signos de que está. Que de una respuesta a ese llamado: «Aquí estoy». Ahora bien, ese estar, solo tiene valor, en tanto puede no estar.

Termino con el ejemplo de la carta de amor: uno envía una carta de amor a alguien que no está, o que no estuvo en su momento…

MILLER, J-A. Donc