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Palabra y demanda

Publicado por Betina Ganim

Siguiendo con la lectura del escrito lacaniano «La dirección de la cura y los principios de su poder», de 1958, y específicamente deteniéndome ahora en el aparatado IV del mismo, el llamado apartado «político» («Cómo actuar con el propio ser»), retomaré sin embargo algo del apartado anterior: el ejemplo del Fort Da con el que Lacan pone en escena este paso inevitable por el código del Otro. El niño debe llamar para la satisfacción de sus necesidades, y en esta medida, la primera encarnación del Otro es el Otro materno.

Lacan toma como punto de partida que las necesidades naturales del viviente, son deviadas por la necesidad de dar un paso por el código del Otro. Y es a partir de ahí que ese cachorro humano no es un ser de necesidades sino de demanda.

RESPECTO DE ESTO LACAN DETERMINA QUE TODA PALABRA ES DEMANDA. Tal vez podemos decir “pedido”, pero se ha utilizado siempre esata palabra demanda, para oponerla al deseo.

Esto quiere decir que el solo hecho de expresar una necesidad ya lo vuelve demanda y se entra en el campo de la significación del Otro. A partir de ahí las insignias del Otro, esas marcas que pretenden colmar la falta en ser del sujeto…

Lo que Lacan deduce de todo esto es que en el nivel de ese circuito de la demanda, el resultado es una identificación con el Otro, con algunas insignias fundamentales del Otro: I(A)

Y la cuestión de la demanda como aquello cuyo objetivo es pedir -no un objeto, sino pedir; pedir solamente para que se le responda, para que algo se le de, cualquier cosa…

A partir del momento en que la necesidad pasa por el Otro, se le pide algo y se trata de obtenerlo no solo como sustancia, sino como PRUEBA DE AMOR.

LA DEMANDA DE AMOR no es demanda de un objeto, sino el testimonio de la respuesta del Otro.

Para terminar con este apartado, dice Lacan necesita buscar más allá que en esto la cuestión de la identificación con el analista. Allí concluye que si bien puede ser muy diversa, adoptar diferentes variantes según la teoría y la ética en juego, pero será siempre una identificación a significantes…

AY es aquí donde podemos decir que es donde toma valor lo que queda entre los significantes, que es la falta en se, a donde se orienta el analista, el hueso, la falta, la distancia entre un significante y otro…

El analista todo el tiempo en un análisis es convocado al lugar del Otro de la demanda…y deberá responder, estratégicamente, desde la posición transferencial que estará subordinanda a la política. Si nuestro horizonte es la reeducación emocional del paciente, seguramente responderemos proponiéndole -usando la sugestión como técnica- al sujeto que modifique su demanda para poder estar adaptado… Y “ser bueno” con el paciente, ignorando la maldad que pueden llegar a tener las “buenas intenciones”…

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FUENTE: LACAN, J. «La dirección de la cura y los principios de su poder»