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Transferencia y demanda

Publicado por Betina Ganim

Hablábamos del amor de transferencia, de su igualdad estructural respecto de cualquier amor «mundano», de lo que el paciente quiere que el analista le de: sentidos sobre todo. También los alerté respecto de lo que Lacan nos indica que no hay que hacer (por los efectos que eso tiene en un tratamiento analítico): responder a la demanda. El analista no debe responder a la demanda si pretende que algo d ella falta, del deseo, se ponga en juego en un análisis.

El máximo pedido de amor de un analizan a un analista es que le dé esa significación última que resuelva su división, que colme esa falta.

Veamos, cuando se trata del amor de la vida cotidiana, «mundano», por llamarlo de alguna manera, más bien nos referimos al encanto que pueden producir determinadas imágenes, y que precipitan esa inclinación amorosa. Pero no solemos pensar que muy en el fondo tiene que ver con la pretensión de llenar esa falta, de colmar esa división subjetiva. Entonces un paciente puede decirnos respecto de su relación con el amor, por ejemplo: » Yo quiero que él me mime, me acaricie, me coja de la mano, que hablemos, que me escuche, que esté conmigo todo el fin de semana, en fin, que seamos el uno para el otro.

Lo que el psicoanálisis demuestra es que la correcta teoría del amor exige realmente la teoría del deseo y de la falta. Es decir, si hablamos de amor, estamos hablando de división, de falta, de deseo. Esto se verifica en tanto el discurso amorosos llega un momento que no se sabe muy bien qué es lo que pide… Ya no alcanza el estar todo el día juntos, respirar hasta el mismo aire, ya nada es suficiente, y al final el amante llega a agobiar ala amado, porque en realidad ya no sabe lo que quiere…siempre falta algo.

Eso claramente se escucha no solo en las consultas, sino que es parte d ella vida cotidiana en lo que hace a las relaciones amorosas, y lo que ello implica.

Desde el psicoanálisis da el fundamento de esto desde donde parte esa demanda de amor. De que ella es sujeto del significante, la demanda. Que es la división subjetiva misma lo que con el amor se busca colmar.

La práctica psicoanalítica reconoce como su «campo» a la división subjetiva, y rechaza todos los arreglos a nivel del Yo que s puedan hacer, a nivel de las demandas en juego. La interpretación analítica, si es justa s en tanto mantiene en vilo a ese sujeto en tanto tal; como falta, barrado, dividido, porque es a partir de ahí que será posible un trabajo psicoanalítico.

En este recorrido el amor de transferencia suele intensificarse, y el analista deberá estar advertido de caer en es atrampa, por que él mismo, por la interpretación, por su acto, abre esa división y puede llegar a creer en resolverla en el plano del amor…es una trampa intensa. Y el análisis del analista es fundamental.

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FUENTE: INDART,J.C. «La lógica de la cura» Seminario dictado en 1993