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Inhibición e impedimento

Publicado por Betina Ganim

nombre propio

Respecto de la angustia, en el Seminario 10, Jacques Lacan pretende hacer una «orografía». Podemos decir que apunta a la estructura de la angustia. Y clínicamente, nos aporta un detalle en relación a lo que implica situar los puntos privilegiados en los que la angustia surge.

Lacan necesita presentar la angustia de ese modo, ordenándola de alguna manera. No se trata de hablar de la angustia en un intento psicodramático que tienda a angustiar a su público, ni mucho menos.

¿Cómo presentar la angustia?

En la filososfía existencialista había todo un desarrollo del tema de la angustia, una filosofía que relacionaba la angustia como una proyección del yo(je). Lacan considera que esta filosofía «peca» de desasosiego, de tener demasiada prisa en un tema del que se tiene que tomar distancia; la «buena distancia», dice Lacan.

Dice que la angustia no hay que buscarla en la serie «preocupación-seriedad-espera». Luego va a Freud, a lo último que éste escribió sobre la angustia: su texto archifamoso «Inhibición, síntoma y angustia». Y de allí parte.

Lo que hace Lacan es tomar estos tres términos que toma a modo de cuerda, y que los coloca en distinto nivel:

INHIBICIÓN

SÍNTOMA

ANGUSTIA

Son términos heteróclitos. En esta manera de presentar los términos, escritos estos en diagonal, y si imaginamos un cuadro, una tabla, vemos que hay blancos que hay que llenar. Son tres términos que tienen diferente estructura, y además tienen diferentes elementos a su alrededor.

De este modo, la inhibición está relacionada al movimiento (en el sentido más amplio del término, recordemos que Freud nos hablaba de la locomoción) Es decir, alguien inhibido está impedido de alguna manera de moverse… Dice Lacan que en este punto hay que contemplar que en toda función (aunque no sea motriz) existe el movimiento (al menos de manera metafórica) Se trata -en la inhibición- de la detención del movimiento. Ahora no solo es detención…

Así, Lacan propone en este cuadro que empieza a armar a partir de estos términos heteróclitos, situar dos flechas con dos direcciones: en el eje horizontal ubica la «dificultad». En el eje vertical, en otra coordenada, el «movimiento». ¿Por qué no llamar a esto «impedidimento»? -se pregunta. Porque lo que se recoge de la clínica es que el sujeto que decimos que está inhibido, en lugar de inhibido, no está más que impedido. Y eso es un síntoma. Impide al sujeto. Esa es la cuestión. No se trata de un impedimento de la función (movimiento) sino del sujeto.

Es esto lo que nos acerca a lo que ocurre bajo el término «angustia». Y escribe en su cuadro, «impedimento» en la misma columna que «síntoma». La trampa en este punto es la captura narcisista, ya que el impedimento avanza en dirección al goce, encontrándose con esa fractura íntima, habiendo caído en la trampa de su propia imagen.

Bien, aquí aun estamos en el plano del síntoma. Si vamos más lejos, tenemos el término «embarazo» Con esto seguiré el post que viene.

FUENTE: LACAN, J. LA ANGUSTIA EN LA RED DE LOS SIGNIFICANTE. CLASE I DE «EL SEMINARIO, LIBRO 10, LA ANGUSTIA» ED. PAIDÓS