La norma de lo singular
Retomando el Curso que Jacques Alain Miller intitulara «Sutilezas analíticas», aparece una pregunta: ¿hay psicoanálisis verdaderos y psicoanálisis falsos? ¿En qué se basa esta diferenciación?
En relación al psicoanálisis, Lacan toma como criterio nada menos que al deseo. Así, el psicoanálisis verdadero es aquel que rescatar el deseo y aísla su diferencia, esa causa que una para cada uno, lo más contingente. Hay que tener en cuenta que tenemos en el concepto de parlêtre una propiedad básica: su goce no es propio de una especie, no es genérico, por lo que la causa de su deseo es siempre contingente y singular.
No hay en la especie humana lugar para una programación del goce; ahí tenemos un vacío. Y será pacra cada uno, esa experiencia de goce particular. Por lo que este planteo es claramente opuesto a las nociones «todistas», generalistas, universales…
Entonces el falso psicoanálisis sería aquel que sigue los cánones de las normas, aquel que desconoce lo singular para orientar al paciente a lo normativo. Es decir, y retomando lo que dije en un spot anterior, el psicoanálisis falso es el psicoanálisis reducido a lo terapéutico.
Por supuesto que el psicoanálisis, la experiencia analítica produce efectos terapéuticos en los pacientes, si no, no vendrían… La experiencia del psicoanálisis permite ordenar, reordenar, organizar, aliviar, en tanto reconoce, da lugar, rescata lo singular de cada uno, su modo particular de goce.
Si el psicoanálisis terapeutiza, será en tanto al no conducir a lo normativo, autoriza la desviación a la norma de cada uno.
Los pacientes llegan a veces avergonzados casi a confesar modalidades de goce que les resultan un poco extrañas, excesivas, desviadas, anormales… Pensemos en esos pacientes homosexuales que sufren por esa elección «desviada» de la norma, del ideal social, familiar, religioso, etc. El psicoanálisis, lejos de normalizar su goce, lo acepta, lo afirma, lo avala, y su orientación reside en reconciliar al sujeto con su goce.
La única norma que el discurso psicoanalítico reconoce entonces es la norma de lo singular. Si hay que elegir entre el sujeto y la sociedad, el psicoanálisis se ubica del lado del sujeto, sin dudas.
Lacan hablaba entonces de un psicoanálisis verdadero y de un psicoanálisis falso, en tanto, el psicoanálisis mismo, la experiencia psicoanalítica entraña ella misma una verdad.
Y tenemos al deseo del analista del lado del Uno, de lo singular. El deseo del analista es diferente al «querer ser» analista. nLacan decía que uno se vuelve analista por una elección forzada, porque no puede ser otra cosa….Cuando habiendo transitado por otros discursos, uno vuelve a arrojarse al discurso analista.
Dice Miller que una vez que los analistas ya están establecidos profesionalmente, suelen olvidares del acto que los llevó al psicoanálisis. Para dar una respuesta a como s envuelve alguien analista, Lacan fundó el dispositivo del pase. Se trata del reclutamiento del analista que da testimonio de cómo la experiencia analítica modificó su inconsciente. Siempre que se parta de la hipótesis de que un inconsciente analizado se diferencia de un «inconsciente salvaje», en que el inconsciente analizado tiene características particulares, en tanto los fallidos, los sueños no son como los del resto del mundo…
FUENTE: MILLER, J-A. Los Cursos psicoanalíticos de Jacqeus Alain Miller. «Sutilezas analíticas» Ed. Paidós.