La regresión
En su última Conferencia en Estados Unidos, la quinta, Freud se dedica a seguir en este camino que emprendió de dar un panorama general de las cuestiones relativas a su descubrimiento. Y de las teorizaciones que iba formulando a partir de su práctica con los pacientes.
Es como que en estas Conferencias él intentaba mostrar y demostrar los avances de su “joven ciencia», al Nuevo Mundo.
Así, decía que con los descubrimientos que venía haciendo de la llamada sexualidad infantil, así como su teoría de que los síntomas neuróticos tenían una causa sexual, iba obteniendo a la vez algunas “fórmulas” sobre las neurosis.
Lo que él veía en sus pacientes era que enfermaban cuando ya sea por cuestiones externas como por “defectos” internos para adaptarse, se les niega la posibilidad de satisfacción.
Así, el neurótico se refugia en su enfermedad, sirviéndose de ella en tanto es una satisfacción que sustituye eso denegado en la conciencia.
Freud iba descubriendo a la vez que teorizando sobre esta “enfermedad” que llamamos Neurosis, esa «enfermedad» que como seres humanos, dice Freud, padecemos.
La enfermedad le sirve al neurótico, asevera Freud, para refugiarse. Porque la realidad exterior le niega ciertas satisfacciones a las que no quiere renunciar.
Claro, si el neurótico se refugia en sus síntomas ¿para qué querría curarse de ellos? Allí, dice Freud, nos topamos con resistencias difíciles de quebrantar…
Ni el yo (conciencia) del enfermo está dispuesto a resignar esos síntomas, ni las pulsiones sexuales están dispuestas a renunciar a su satisfacción.
¿Qué quiere decir esto de que el neurótico se refugia en sus síntomas, en su enfermedad?
En ese momento Freud creía en que había una especie de huída de la realidad insatisfecha a fases anteriores de la sexualidad. Una regresión la llama Freud a esas fases en las que no había tal prohibición. Fases en las que esas pulsiones sexuales podían ser satisfechas.
Esta regresión, dirá Freud, es doble. Temporal, en tanto se retrocede a fases anteriores temporalmente. Y Formal, porque se utilizan medios, recursos psíquicos muy primitivos.
De todas maneras, tanto la regresión formal como la temporal están orientadas a la infancia, las cuales se asocian con el objetivo de producir estados sexuales infantiles.
Esta es la teoría de la regresión de Freud en su primera época. Allí él considera que como seres humanos estamos atravesados por múltiples exigencias de la cultura. Y estamos presionados por nuestras propias represiones. Es entonces que la realidad se nos vuelve hostil, y no estamos satisfechos.
Es por eso que gustamos de mantener una vida de fantasías con la que solemos compensar la falta, las carencias e insatisfacciones en la realidad exterior.
Dice aquí el maestro vienés que es universal el hecho de encontramos con una realidad insatisfactoria, y que en esas fantasías en las que nos refugiamos está el gérmen, lo constitucional de nuestra “personalidad”, y también allí hallamos esas mociones de deseo reprimidas, que habían sido desalojadas de la realidad.
Así, tenemos esta teoría de las fantasías como constitucionales en todos los seres humanos.
Da el ejemplo del hombre activo, exitoso, que es aquel que logra atravesar, por medio del trabajo, sus fantasías, sus deseos, y lograrlos en la realidad. El que logra realizar sus deseos.
Pero claro, cada vez que el mundo exterior, la sociedad, y las debilidades propias de los seres humanos, no lo logra, no logra franquear eso, se refugia en su mundo de fantasías. Y se refugia en ellas porque les dan satisfacción, esa que no encuentra en el mundo exterior.
El individuo, dice Freud y con esto concluyo, se retira a ese mundo de fantasías, que son las mismas que en el caso de enfermar, se transforman en síntomas.
Además, Freud también se refiere a la regresión como un fenómeno que puede ser observado en la vida cotidiana, no sólo en casos de neurosis. Por ejemplo, cuando un adulto se comporta de manera infantil en ciertas situaciones, especialmente cuando se siente estresado o amenazado, puede estar experimentando una forma de regresión. En este sentido, la regresión puede ser vista como un mecanismo de defensa, una forma de lidiar con situaciones difíciles o emociones abrumadoras.
Freud también señaló que la regresión puede ser un componente importante en el proceso de la terapia psicoanalítica. Durante la terapia, los pacientes pueden experimentar episodios de regresión, en los que reviven experiencias o emociones del pasado. Este proceso puede ser doloroso, pero también puede ser un paso crucial para resolver conflictos internos y avanzar hacia la curación.
Por otro lado, es importante señalar que la teoría de la regresión de Freud ha sido objeto de crítica y debate. Algunos psicólogos y psiquiatras argumentan que la regresión no es un fenómeno universal, sino que es más bien una característica de ciertos tipos de trastornos mentales. Otros han cuestionado la idea de que la regresión siempre está ligada a la sexualidad infantil, argumentando que puede estar relacionada con una variedad de experiencias y emociones.
A pesar de estas críticas, la teoría de la regresión de Freud ha tenido un impacto duradero en la psicología y la psiquiatría. Ha influido en la forma en que entendemos y tratamos una variedad de trastornos mentales, y ha proporcionado una valiosa perspectiva sobre la compleja interacción entre la mente, el cuerpo y el entorno.