La solución Nombre del Padre
En el Seminario de Jaques Lacan, en el Seminario 5 «Las formaciones del inconsciente», tal como lo he venido desarrollando previamente, en posts anteriores a los que los remito si les interesa ahondar en estos temas, tenemos la cuestión del falo como significante, los tiempos del edipo, etc.
Lo que Lacan está planteado en cierto momento del Seminario, es como si fuera una especie de solución ideal de lo que es la entrada en el significante, que sería, como él dice, una entrada en el mundo social. Pero sabiendo que de lo que se trata es que ese mundo social está estructurado por el significante.
Es lo que se puede intuir cuando se dice que alguien se mudó de casa por ejemplo; «Fulanito dejó la casa de mamá, está mucho mejor….» ¿Qué quiere decir eso? Que entre al mundo y se vaya de la situación. O sea, que realice al máximo esos efectos significantes que se basan en la posibilidad de la sustitución, ese mundo del intercambio.
Pero lo que el psicoanálisis observa es justamente que hay cierto número de fijaciones en el momento mismo en que se constituyó esa tríada imaginaria (madre-niño-falo)
Lo que tenemos hasta ahora es la solución provista por el Nombre del Padre. Podemos decir que en este sentido, Lacan aquí muestra lo máximo que diría, la solución del Nombre del Padre, pero ya ven que observamos en psicoanálisis, en todos los casos, que algo no se terminó de simbolizar plenamente, que siempre queda algo de la tríada imaginaria negando la castración.
Por eso, hablando de los objetos en el plano imaginario, dice Lacan «no tanto como objeto de valor», porque ha usado «valor» como intercambio; si fueran realmente objetos de intercambio, podría sustituirlo. Pero quedan fijos. Y práticamente todo lo que entendemos—estamos en esta época d ella enseñanza de Lacan- de razón, de los síntomas, conduce siempre al punto de, con distintas variantes, creerse el falo que colmaría el deseo del Otro y el deseo de la madre. Y pone entonces sobretodo las fijaciones fantasmáticas, con ejemplos de perversión en un sentido amplio.
Por eso tenemos el ejemplo del fetiche como paradigmático. Cuando rastreamos eso, corresponde exactamente—y como lo dijo Freud- a un momento de fijación de una imagen fálica con estricta vinculación con la negación de la castración de la madre. Pero el fetichista se agarra de ese fetiche y justamente no lo sitúa a nivel del intercambio. Porque si funcionase el intercambio, aún cuando el sujeto tuvo una época de gran entusiasmo por los zapatitos de mamá, por ejemplo, bueno, ha logrado sustituirlo y ahora tiene gustos, socialmente más sueltos y más variados…
A la larga todo este problema va a intensificar la idea de que la solución Nombre del Padre tiene sus fallas.
Ahí tendríamos ya un ejemplo. Es muy dudoso que una interpretación que eleve el fetiche a puro significante de la falta funcione.
Podemos decir que todo este planteo de Lacan domina el periodo de retorno a Freud. Por eso la eficacia analítica se ha vinculado a introducir la castración, pero entendiendo el valor simbólico de esa operación. ¿Por qué? Porque permite sustituir.
LACAN, JACQUES. EL SEMINARIO DE JACQUES LACAN, LIBRO 5, LAS FORMACIONES DEL INCONSCIENTE. ED. PAIDÓS.