Lo real y la verdad mentirosa
El psicoanálisis no se define por el analista, sostiene Jacques Alain Miller en su Curso «Sutilezas analíticas». Siguiendo la última enseñanza de Lacan asociada al sinthome y su relación con el real de análisis, el psicoanálisis no se define por el psicoanalista; éste es solo el medio para hacer pasar al inconsciente real a lo simbólico.
En el último texto de Lacan, recopilado por el mismo Miller en «Otros Escritos»(2009), «Prólogo a la edición inglesa del seminario 11», no vemos por ningún lado aparecer el término «transferencia» -algo que Miller resalta y pone en el tapete en este curso.
La transferencia, pivote de la cura ya no está en primer plano en el último Lacan, y aparece incluido en el concepto mismo de «histeria». Es decir, el sujeto histérico en tanto sujeto que responde al deseo del Otro, enganchado al deseo del Otro.
Si hablamos del análisis se trata del deseo de que el sujeto preste atención. Que el sujeto preste atención, de que diga la verdad, es decir, de que mienta…en el sentido de que cuente su verdad, su propia historia. Es esto lo que Lacan nos quiere transmitir con el neologismo de «hystorie»(la «Y» es la que aparece en el término «hystérie»): la historia que responde al deseo del Otro.
Miller entonces sostiene que la transferencia, en este último Lacan, está incluida en el concepto mismo de histeria, y presenta tal afirmación como una ruptura. Sin embargo, esto no es más que la consecuencia de algo que Lacan ya venía formulando: la experiencia psicoanalítica comienza con la histerización del sujeto. Y no solo empieza, sino que continúa también con la histerización, en tanto el sujeto relata para el analista, sueña para él, les teje su «historia». Y es por eso que se trata de una elucubración, en tanto el sujeto construye una elucubración que pertenece al registro de la verdad en tanto tiene estructura de ficción.
Miller todo el tiempo intenta decir que reunir tales proposiciones lacanianas hacen tambalear, hacen vacilar los semblantes del psicoanálisis mismo, lo que no es más que el objetivo de Lacan en su última enseñanza. Y tenemos también en ese escrito lacaniano esas páginas en las que se detiene Jacques-Alain Miller, que dan cuenta de la doctrina clásica del pase, y que a la vez responden a aquel texto que fue el que fundó la enseñanza de Lacan en 1953: «Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis».
Revisemos: Lacan allí dice que la palabra es el medio para el psicoanálisis, en tanto da sentido a las emergencias de verdad. Lo que dice en su último escrito, es como que «cantando la misma canción» dice lo contrario: que la operación analítica da sentido, pero es mentirosa respecto de esa emergencia primera (recuerden lo que les transmití en el post anterior: emergencia de verdad como algo primero y las formaciones del inconsciente como segundo). A ver, es claro que la operación analítica procede por la construcción de una historia, pero es imposible que la verdad entre en lo real, con el cual solo podrá medirse, volviéndose mentirosa.
FUENTE: MILLER, JACQUES-ALAIN. Sutilezas analíticas. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller. Ed. Paidós.