Emergencias de verdad
El inconsciente es real, nos dice Lacan al final de su enseñanza, y añade «si me creen». Si vamos al Lacan de inicios de su enseñanza, en leño 1953, decimos que el inconsciente es simbólico. Recuerden su axioma del inicio: «el inconsciente está estructurado como un lenguaje».
Sin embargo, a finales de su enseñanza, cambia entonces la definición de inconsciente: el inconsciente es real, lo que significa que no es simbólico; o bien que cuando se vuelve simbólico, se vuelve otro. Es por eso que cuando hablamos de la operación analítica en este sentido, decimos que hace pasar el inconsciente de lo real a lo simbólico, de la verdad a la mentira.
El psicoanálisis, sostenía Lacan, hace vacilar todos los semblantes. El ejemplo que nos recuerda Jacques-Alain Miller en su curso «Sutilezas analíticas» es Sócrates paseándose por la ciudad inquietando a todos aquellos que creían saber arreglárselas.
Lacan esboza, según la lectura que le da Miller, que el psicoanálisis hace vacilar los semblantes del psicoanálisis mismo; como si fuera un «socratismo» aplicado a los psicoanalistas, para tambalearlos, o para despertarlos. Como sea, se trata de alertar a los analistas sobre el hecho de que la operación analítica está hecha de semblantes. Esto es algo que admitimos como una «construcción».
Cuando hablamos de la «construcción del fantasma», por ejemplo, no hay conmoción ahí; pero si decimos que la operación analítica está tejida de semblantes, dependiendo a la vez de la puntuación, entonces es otra cosa: se trata de la operación analítica en tanto acto analítico. Es esa la operación que está todo el tiempo cuestionada.
La primer mentira del psicoanálisis, sostiene Lacan, es la atención. Es el analista mismo, en la inserción de otro sujeto en la relación que mantienen con el inconsciente real. Es así que Miller entiende con esto el subrayado que Lacan hace en su escrito «Prólogo a la edición inglesa del Seminario 11» cuando dice que el psicoanálisis fue inventado por un solitario, por uno solo…por uno completamente solo.
Lacan construye de alguna manera aquello de lo que Freud había descubierto completamente solo: la existencia en él del inconsciente real; es decir, de esas emergencias de verdad, de esas formaciones del inconsciente que distraen la atención. Claro que Lacan mismo sostuvo que Freud descubrió el psicoanálisis prestándole atención a aquellos sujetos que nadie les creía: las histéricas. Pero lo que quiere decir Lacan con esto es que el autoanálisis de Freud es lo primero: el hecho de verificar en él mismo el inconsciente real. La asociación libre sería secundaria, y a implicaría la novela de la verdad.
Lacan dice que Freud inventó este instrumento de la «asociación libre», recurriendo al sentido para darle luz a la oscuridad de lo que surge en las formaciones del inconsciente.
Miller retoma de Lacan esto de «formaciones del inconsciente», pero esta ya no sería una manera adecuada de nombrarlos, a esta altura, al nivel donde estamos. Porque hablamos de formaciones del inconsciente cuando han sido ya formalizadas esas emergencias de verdad. Es decir que «formación» es un nivel segundo, para decirlo de alguna manera.
Miller usa el término «emergencias» para dar cuenta de lo que hay primero.
FUENTE: MILLER, J-A. LOS CURSOS PSICOANALÍTICOS DE JACQUES-ALAIN MILLER. «SUTILEZAS ANALÍTICAS» ED. PAIDÓS.