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Lo Unheimlichkeit y el fantasma

Publicado por Betina Ganim

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En la clase IV del Seminario 10, intitulada «Más allá de la angustia de castración», Jacques Lacan sigue formalizando esto a lo que se quiere referir ese año, La Angustia.

Aquí nos propone partir de la angustia, que en su defunción «mínima», es la angustia como señal, tal como Freud la formuló en «Inhibición, síntoma y angustia», al final de su obra. Sin embargo, lo que dice Lacan es que esta definición que da Freud no es tal como se la suele entender. Lacan sostiene que esa definición de Freud no implica el abandono de su primera posición al respecto (la angustia como efecto de un «metabolismo energético»), porque cuando Freud hacía esta definición como transformación de la libido, ya había ahí una función de señal.

La angustia, plantea Lacan, está ligada a todo eso que puede llegar a surgir en el lugar de -fi (menos-phi). Y esto está verificado por un fenómeno al que Lacan sospecha que se le ha restado importancia (es por eso que no se ha llegado aún a una definición unitaria de las funciones de la angustia en el campo de la experiencia analítica). Este fenómeno es «lo unheimlichtkeit».

Y en el texto de Freud vemos que está en el mismo punto que Lacan aquí: para poder avanzar, hay que acordar que hay algo que «es así»: este lugar designado como menos fi, lo llamaremos ahora por su nombre: el «heim» (del «unheimlichKeit») Démosle a ese Heim el término «casa».

Lacan nos dice entonces que el hombre encuentra su casa en un punto situado en el Otro, más allá de la imagen de que estemos construidos. Y es este el lugar que representa la ausencia en la que nos hallamos.

La ausencia se revela solo porque hay una presencia en otro lado; en ese punto, es la ausencia la que manda, la que se apodera de la imagen que la soporta, y la imagen especular se transforma en la imagen del doble, con la extrañeza que ella aporta… Hace que aparezcamos como objeto, al momento que nos revela que el sujeto carece de autonomía.

Lacan nos da como referencia de esta cuestión, los textos de Hoffmann, como por ejemplo «El hombre de arena».

Pues bien, «Heim» no se manifiesta simplemente como que el deseo es el deseo del Otro (aquí sería deseo en el Otro)sino también que mi deseo entra como el objeto que soy, en tanto me exilia de mi subjetividad, resolviendo por sí mismo los significantes con los que mi subjetividad se relaciona.

Esto, advierte Lacan, no es algo que ocurre todos los días. Es de destacar la importancia que Freud mismo le da, a nuestra experiencia de lo unheimlichkeit, al campo de la ficción que hay en juego. Es decir, en la realidad puede ser una escena bastante furtiva, pero tiene todo un escenario que permite articularla. Es este punto lo que nos permite ver LA FUNCIÓN DEL FANTASMA.

FUENTE: LACAN, JACQUES. EL SEMINARIO DE JACQUES LACAN, LIBRO 10, LA ANGUSTIA. CLASE IV, MÁS ALLÁ DE LA ANGUSTIA DE CASTRACIÓN. ED. PAIDÓS.