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Mito y real

Publicado por Betina Ganim

Hoy abordaremos la relación del mito con lo real, con el goce.

En la Clase del 20 de enero de 1971 (Seminario 18), Lacan dice que el MITO designa lo real. ¿Cómo es esto?

Vayamos al mito de Tótem y Tabú en Freud: asesinar al padre y gozar de las mujeres. De todas las mujeres

Lacan dice que el mito tiene una relación con lo real, porque lo real está encarnado en un goce sexual imposible. ¿Qué significa “todas las mujeres? Esta es una lectura neurótica, que está disponible para cualquiera. “Todas” quiere decir que basta que alguien pertenezca al sexo femenino para que sea posible aparearse con ella. Lacan escribe, sirviéndose de la lógica: «Para toda x, fi de x».

La cuestión es que no hay género femenino, lo que hay es «una por una». Esto lo tenemos en Tótem y tabú: un universal.

El mito de Edipo deja afuera una mujer (la madre), y por ende hay un Universo posible. En la prohibición del incesto está implícito: «con todas menos con ésta». Esta excepción permite crea un todo (todas las demás, sí)

El lenguaje en su función de mito en el espacio de la «no relación sexual», es la categoría del TODO: así, tiene una función normalizadora, reguladora. Si hay una por una, no hay relación sexual.

La neurosis siempre sostiene el Todo, en relación con esa hiancia de la no relación sexual de la que les hablé el post anterior.

Entonces, ubicar el lenguaje allí donde no hay relación sexual, tiene una consecuencia: hacer del lenguaje un aparato que suple esa no relación sexual. Uno, por ese pasaje, como les dije la vez pasada, va a tener una posición sexuada: SER o TENER el falo.

Sabemos que en el Estadío del Espejo el lenguaje funciona como normalizador de la agresividad imaginaria. En el Estadío del Espejo donde se quiere lo que tiene el otro (por su localización, no por el objeto en sí), el lenguaje introduce al sujeto en el intercambio. Decimos que el objeto es en tanto su localización, pero es ese objeto: el objeto es positivo. La pacificación que introduce lo simbólico (el lengujae) es marcar a todos los objetos con la falta: ninguno es el objeto, por eso puedo tomar ese objeto por un rato, dejarlo, etc. El lenguaje aquí actúa como normalizador de lo imaginario.

Esto marca una clínica del deseo: ese objeto nunca es. Es una clínica negativa: marcada con la falta todos los objetos.

El lenguaje arrasa con el goce del cuerpo, pero quedan zonas. El lenguaje aparece “como el malo de la película”, en tanto negativiza el goce del objeto.

En cambio, decir que el lenguaje suple tiene que ver con algo diferente a ser “normalizador”. SER y TENER en relación al Goce es diferente al SER y TENER en relación al significante fálico (esto lo tenemos en el escrito lacaniano «La significación del falo»)

El falo es lo que no está en el sistema del sujeto; el goce sexual está por fuera del sistema del sujeto; está más allá del principio del placer.

Ahora bien, el goce del objeto a es un goce dentro del sistema.

Lo que tenemos que tener claro es que no hay sujeto del goce sexual. el Falo como significante faltante (el goce sexual está radicalmente forcluído)

El Goce es real; en el sistema del sujeto, no está simbolizado, ni tampoco es simbolizante. Es un significante fuera del sistema.

FUENTE: SUAREZ, NESTOR E. Seminario «Lacan contra todo», inédito