Objetos de amor
Respecto de lo que abordé el post pasado, en relación a «dejar al niño», a separarse del niño, y el ejemplo que ilustra esa angustia materna, nos permite dar cuenta también la idea que puede tener una mujer -en ese caso como madre- de la falta de garantía en la estructura.
Por supuesto que algunas se angustian tanto que no lo dejan irse al niño, hasta que eso termina en una combinación explosiva de actings y pasajes al acto, es decir, salidas a la angustia; cómo cada uno resuelve esa angustia.
Otras hacen una degradación de todo eso… Pero digamos que es toda una clínica de esa separación y es interesante recuperar este punto donde para una mujer el deseo no es todo. Digamos que cualquier sujeto va a conquistar su deseo a nivel de la falta fálica y se va a aventurar y punto.
Pero eso no es todo para ella y ese punto que no es todo, es un punto que a Lacan le va a interesar recuperar para la cuestión del deseo del analista.
Antes de meterme con ese tema que inicié ya en una entrada de hace algunos días (El deseo del psiconalista) podemos decir que es normativo que el deseo -la Ley que constituye el deseo como deseo- no llegue a concernir hacia otro en su centro; solo lo concierne excéntricamente y de un modo lateral: a minúscula es sustituto del A mayúscula (Otro).
El A (Otro) habría que ponerlo del lado del amor y el objeto de deseo como el objeto a minúscula.
Es decir que todas las degradaciones de la vida amorosa indicadas por Freud son los efectos de esta estructura fundamental que es irreductible. Lacan toma posición y dice que la cuestión es sacar las consecuencias de eso; que la degradación de la vida amorosa se produce contingentemente, y que esas contingencias responden a un fundamento de estructura. Que está preparado por la estructura que la vida amorosa sufra degradaciones y que esas degradaciones no ocurren porque no hizo los tres tiempos del Edipo, no es porque le falte análisis, ni es porque le sobre análisis, ni por la neurosis, ni nada de eso.
Sino que en todo caso la neurosis o el «Edipo mal hecho», o la falta de análisis, o lo que sea, será un modo en el que ahí se produce la degradación de la vida amorosa; tomará distintas formas, singulares modalidades de degradación del objeto de amor. Pero esto es estructural e irreductible, parte de la incidencia del deseo en el amor.
Al nivel del Seminario 11 de Lacan tenemos que el destinatario del amor como Otro, te amo como Otro. Te amo, pero como amo en tí algo más que tú – dice Lacan – el objeto a, te mutilo.
Esa sería la forma lacaniana de decir, de expresar la degradación de la vida amorosa, Habría que decirlo así y jugar un poco, porque generalmente es patético cuando a uno se le revela el objeto a…decir bueno te amo, pero amo en ti algo más que tú, el objeto a… ¿qué es el objeto a?
Juan Carlos Indart daba el ejemplo de la televisión: el objeto a mirada. «Te he elegido por tu mirada, y como te he elegido por tu mirada, te reemplazo por el televisor, te mutilo»
Bueno, es solo un ejemplo…para dar cuenta de ese concepto de objeto a, que es la novedad lacaniana por excelencia.
FUENTE: SUÁREZ, NESTOR E. Seminario «Responder a la angustia». Inédito