Padre y ambientalismos
Vengo hablando esta semana del Edipo, el padre y la castración, temas tan psicoanalíticos como versiones hay del tema… ¿Qué del Padre? es la pregunta que planteo.
Esta versión de que un padre malo es la causa de todos los dramas tiene su raíz en la imagen del padre terrorífico. Aunque también la clínica nos arrojaba versiones de padres demasiado buenos, muy amables…Tenemos padres de todas las versiones: enfermo, impotente, caído, débil, sumiso, cojo… Pero no tiene que ver con la calificación de padre. De lo que se trata es qué se desprende de esa versión y hallar algunas fórmulas que permitan avanzar en un análisis.
Lo que tiene que ver con si el padre estuvo o no estuvo, es un dato ambiental, digamos. Por eso Lacan nos advierte e insiste: no caer en ambientalismos. Y por eso también insiste en que hay edipos desarrollados normalmente en situaciones del entorno en las que el padre está ausente. En ese fundamento se basa Lacan mínimamente para transmitirnos lo que él quiere decir sobre el padre y su función en la neurosis.
Lacan se pregunta respecto de la carencia paterna ¿de qué carece el padre? Porque cuando uno dice que el padre ha sido muy bueno ¿entonces, qué? ¿acaso entonces es mejor que sea malo? Es así que se entra en una discusión sin salida. Se ha demostrado clínicamente que la falta de padre no influía de manera directa sobre el niño, sino que como quedaba demostrado desde el principio, se podía decir cosas más eficaces acerca de esta falta, de esta carencia, teniendo en cuenta que debería sostener su sitio en tanto componente del trío familiar.
Nos refresca el caso Juanito, o el caso Hans, del que se había ocupado el año anterior (Seminario 4, Las relaciones de objeto) y donde quedaba muy claro la dificultad de reducir la temática de Juanito a una cuestión ambientalista. Ya que el padre para nada estaba ausente; es más, era el padre ejemplar podemos decir, estaba con su mujer, acompañaba a su hijo…
Esta cuestión entonces de la falta de padre merece la pena ser revisada, pero para esto, dice Lacan, será necesario distinguir lo que falla en la investigación sobre el tema. Esta, sostiene Lacan, no es pecadora por lo que ha encontrado, sino por lo que busca, confundiendo:
-Padre normativo y
-Padre normal.
Porque un padre puede ser normal (eso nos llevaría a la vez a preguntarse sobre la estructura del padre) pero no normativo. Una cosa es la normalidad del padre y otra cosa es la posición del padre en la familia.
Otro punto a tener en cuenta es que no es lo mismo el lugar de padre en la familia que le lugar del padre en el Edipo.
Para hablar de carencia en el Edipo debemos orientarnos por otras cuestiones, no debemos guairnos por las realidades, por las características del padre o por los datos biográfico puros. Se trata de otra cosa. Veremos cómo va desarrollando Lacan esta cuestión.
Seguirá entonces con el a,b,c del complejo de Edipo.
FUENTE: LACAN, JACQUES. EL SEMINARIO, LIBRO 5 «LAS FORMACIONES EL INCONSCIENTE». CLASE IX. ED. PAIDOS.