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Pantomimas

Publicado por Betina Ganim

Sobre las particularidades fantasmáticas a las que me referí en el post anterior, Lacan señala cuestiones clínicas muy precisas, aunque escasas, pero están.

En los Escritos hay algunas que consideramos claves en la dirección de la cura.

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Respecto de la histeria, tenemos el tema del otra mujer. Algo esencial en el sujeto histérico, y que hace a su estrategia particular.

Sabemos que no podemos hacer generalizaciones en psicoanálisis, pero hay cierta casuística si se quiere, respecto de que cuando tienen a un sujeto histérico en análisis, hay que buscar la otra mujer.

Esta precisión clínica se debe a que allí mismo se juega la pregunta histérica por excelencia. Es la manera que asume en la histeria la cuestión del deseo del Otro. Una cuestión que siempre tiene que ver con el sexo, sobre el sexo que porta.

No ocurre lo mismo en el sujeto obsesivo. Su particularidad, su pregunta se refiere a su propia existencia, y su propio origen.

En la histeria, decimos que su pregunta es en torno al sexo, que siempre es el Otro sexo. Y hay que tener en cuenta que cuando hablamos del Otro sexo, es Otro sexo tanto para él como para ella.

Entonces, el sujeto histérico espera de otra mujer, una respuesta.

Ya de alguna manera Freud había puesto este tema en el tapete, pero se fue por el lado de la «bisexualidad»; su manera de decir que en la histeria de lo que se trata es identificarse virilmente, identificarse al hombre y es desde ahí, desde ese lugar de hombre que se plantea la pregunta sobre la mujer.

La versión lacaniana de esa «bisexualidad» sospechada por Freud en la mujer, es su famoso axioma de «No hay relación sexual», en el sentido de que el objeto a no tiene sexualidad, pero no me quiero meter con eso ahora.

Seguimos con la otra mujer en el sujeto histérico. Decíamos que la mujer histérica toma prestado el cuerpo de la otra; algo que se pone en juego e la construcción misma del fantasma histérico.

Si podemos decir que el fantasma masculino por excelencia es estar con otra mujer cuando está haciendo el amor con su esposa, en el caso de la mujer, el correlativo no es pensar que está con otro hombre, sino que su hombre le está haciendo el amor a otra mujer.

Verán que es un poco más complicado; pero se trata de que le entrega a su hombre su cuerpo pero como cuerpo tomado prestado de otra…

Este es un fantasma que, por ejemplo, necesitaba una paciente para poder llegar al orgasmo…

Lo cierto que esta cuestión toma diferentes aspectos según la particularidad del sujeto, por supuesto.

Pero en esta viñeta clínica que les cuento, ese fantasma inconfesado, que le servía para tener un orgasmo, una vez puesto en palabras y decidir correrlo de la escena sexual, le produjo una anorgasmia como síntoma -totalmente articulado al fantasma.

De esto se trata la «pantomima» del sujeto histérico, que Lacan enuncia en sus Escritos.

En cuanto a lo que dice de la pantomima obsesiva, y su problema con la vida y la muerte, el obsesivo vive en riesgo, al filo, pero a la vez, en su desdoblamiento típico, no está en la escena -o si está, está de lado.

Por hoy dejaré aquí con esta diferencia de estrategias neuróticas ante el deseo del Otro.

FUENTE: MILLER,J-A. Conferencias Porteñas. Tomo I