Responsabilidades
El post pasado hablé de algunas cuestiones relacionadas con la histeria, con el discurso histérico y el Amo (el S1). Hoy continuaré un poco ampliando lo anterior, y en principio establecer una diferencia con el obsesivo.
En el sujeto obsesivo, al contrario del histérico, hay una confusión con el significante Amo. El sujeto obsesivo generalmente llega a la consulta porque encuentra discrepancias justamente con el Amo.
Pero en relación a la histeria, pondremos un ejemplo: llega a la consulta del analista una mujer que ya tenía un recorrido terapéutico, por decirlo de alguna manera. Y su carta de presentación es como «alcohólica», por lo que había pasado muchos años yendo a una institución dedicada a esta problemática, esas típicas se arman grupos de alcohólicos en las que todos parten de una identificación grupal primera «ser alcohólico» y de ahí se empieza a hablar sobre sus problemas con el alcohol.
Esta misma mujer, llega a la consulta del analista relatando un entramado complicado, dejando dicho que había dejado de beber hace mucho tiempo ya, pero estaba pegada a ese significante: alcohólica. No había una distancia con ese significante que le permitiera presentarse de otra manera. El tema es que luego de dos años con este analista, ella empieza a beber, algo que se puede considerar como un efecto «no deseado» de un tratamiento. La cuestión es que lo que ella le permitió no beber durante 10 años fue el estar pegada a ese significante.
En análisis, la cuestión fue desprenderla, despegarla, abrir una distancia entre el sujeto y el significante al que está alienado, y eso, tiene consecuencias que hay que asumir. El analista pagó el precio, con este acto, de tener que verla todos los días de la semana y sin agenda. El tema es que si se toma esa responsabilidad (de distanciar al sujeto del S1 que la alienaba) tiene que sostenerla hasta el final.
La histeria, el sujeto histérico representado por un vacío estructural, desde un lugar de falta, de «pobreza», cuestiona, reprueba lo que los otros tienen: el sujeto histérico ($) reprueba la buena suerte del Otro.
Para terminar, he hablado de la histeria para dar un ejemplo clínico, pero teóricamente, si se quiere (si se pueden diferenciar el campo de la clínica y de la teoría) esto responde al nivel de la posición subjetiva, de la enunciación en juego, que es a donde el analista se va a dirigir para intervenir.
¿Qué quiero decir con esto? Que un paciente puede estar años hablando, diciendo, contando hechos, quejándose, etc.; todo a nivel de los enunciados. Hace falta un analista que intervenga en esos momentos donde a aparece la enunciación, y marcarla, puntuarla, separar el S1 del S2 para que puede aparecer algo del sujeto en cuestión.
El acto analítico consistirá en principio en alojar la verdad que el paciente viene a denunciar, pero para después, implicarlo en ello, responsabilizarlo de lo que dice, marcando su encunciación. la responsabilización subjetiva de la que nos habla Lacan tiene que ver con hacer que el sujeto, en análisis, se responsabilice de aquello de lo que se queja.
FUENTE: MILLER, J-A:»Introducción al método psicoanalítico»