Transferencia y actualidad
Hemos visto ya el contexto político en el que se inscribe el escrito de Lacan «La dirección d ela cura y los principios de su poder», de 1958.
Lacan empieza mencionando un trabajo de su colega Daniel Lagache, que había recopilado los trabajos que los posfreudianos habían hecho acerca de la “transferencia”.
Pero Lacan dice que su objetivo es ir más allá de los fenómenos transferenciales y aportar algo sobre la estructura de la transferencia. (qué más tarde situará como el Sujeto supuesto saber, estructura por la que la transferencia es una deducción lógica de esto)
Para Lacan la transferencia es el fundamento de la práctica en tanto no hay análisis sin transferencia.
La crítica que hace Lacan a los postfreudianos en relación a la transferencia es que las discusiones o los debates en torno al tema, eran parciales, superficiales; en tanto se detenían -hasta banalizar el término que había fundado Freud-en la suma de sentimientos positivos o negativos que el paciente tiene respecto de su analista.
Lo que Lacan plantea es que no se dice nada de cuestiones que exigen cierto debate, como por ejemplo lo que atañe al amor de trasferencia, al manejo de los efectos provocados por esa neurosis artificial que Freud llamó Neurosis de Transferencia ¿Cómo manejar las fantasías depositadas en la persona del analista? ¿Qué hacer, cómo maniobrar con ese amor de transferencia?
La transferencia, entonces para Lacan, es una NOCIÓN CENTRAL PARA LA ACCIÓN ANALÍTICA.
La crítica de Lacan en este punto es que si se revisan los trabajos de los postfreudianos es que hay un defecto que es central en estas teorías, en tanto la teoría que desarrollaron no coincide con la práctica, con la “técnica” en juego. (La referencia que nos da allí es sobre Ida Malcapine: los desarrollos de la transferencia”). Que al haber parcialidades en la teoría, en la práctica ocurría lo mismo, ya que el manejo de la transferencia no puede quedar apartado de la teoría que sustenta la práctica.
Además, que estas teorías sobre la transferencia sean parciales no quiere decir que se complementen entre sí… Digamos que de todas, tomando un poco de cada una, no es que se pueda hacer una teoría total sobre el tema. Lo que Lacan dice es que padecen de un defecto central, que es la política en juego.
Dejamos claro que para Lacan la política en juego es la que permite hablar de los otros dos aspectos de la cura: la interpretación (táctica) y la transferencia (estrategia)
Pero, más de allá del contexto político en que se inscribe este escrito lacaniano, podemos de alguna manera llevarlo a lo que sucede actualmente, en nuestro clima. Clima que podemos decir se inscribe en un tiempo, una época, en donde la cuestión de «perseguir la felicidad como objetivo» es el horizonte, ¿qué clínica en juego? ¿Esa que pretende adaptar al yo a la época, a la velocidad de estos tiempos? ¿Al «todo ya» y rápido? ¿A reforzar conductas para «normalizarlas», adaptándolas a los que el superyó del consumo exige…?
Es todo un debate el que hay en juego en tanto el discurso imperante de la época es aquel que se desentiende del sujeto del inconciente, o también, se pretende «biologizar» al inconsciente pretendiendo insribirlo dentro de la «actividad cerebral».
Pues bien, la lucha será defender los fundamentos del psicoanálisis. Y se empieza en la clínica.
FUENTE: LACAN,J. «La dirección d ela cura y los principios de su poder» (1958)