Transferencia y psicoanálisis con niños
La práctica psicoanalítica con niños tiene su particularidad. En psicoanálisis de orientación lacaniana no hablamos de una «especialidad» en niños. Más bien el analista deberá ubicarse de manera particular en esta clínica.
Una práctica que implica poner «cara a cara» a diferentes actores: varios sujetos se hacen presente en las entrevistas preliminares; a saber: el analizante (el niño), los padres y el analista. Por ende, esto nos plantea algunas preguntas en diferentes registros, por ejemplo, qué es lo que un analista debe retener, en tanto información que dan los padres que consultan por su hijo. Otra cuestión a tener en cuenta es hasta dónde intervenir con los padres, y en qué momento de la cura de ese niño.
Si vamos al texto del Caso Dora en Freud, y a la relectura que Lacan hace del mismo, podemos decir que el análisis de adultos puede a veces estar signado por la misma problemática.
Si vamos al Caso Dora, les presentaré algunos puntos que interesan a esta cuestión, es decir, que se relacionan con el psicoanálisis con niños. Estos puntos a los que me dedicaré no son más que ciertos mojos a partir de los cuales puede construirse eso que Lacan llamados «prejuicios del analista», prejuicios que lo pueden llevar a cometer errores en su práctica.
Bien, comencemos con el concepto de «sujeto supuesto saber». Lacan en su Seminario 11, «Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis», nos dice que hay transferencia si en algún lado hay un sujeto supuesto saber. Ya he dicho en varios posts que la transferencia está aún antes del primer llamado telefónico al analista, en tanto hay una elección previa que el sujeto hace: ¿por qué con ese analista y no con otro?
Por ejemplo, si vamos al caso freudiano de Dora, es el padre de Dora que eligió consultar a Freud…
Entonces, en principio, podemos decir que alguien hace una consulta con un analista porque hay algo que se inscribe como sintomático, que tiene un sentido y es eso lo que va a poner en juego en ese primer encuentro: ese sentido que el sujeto le supone a su síntoma, a su padecimiento, él espera que se lo de el analista.
En este punto podemos preguntarnos respecto de la clínica con niños, quién es el que sufre en ese caso, ¿el niño o su familia? Bueno, esta pregunta solo podrá ser respondida caso por caso. Tal como lo ubica Alexandre Stevens, en tanto decimos que el deseo del hombre es el deseo del Otro, todas las combinaciones son posibles en este punto: ¿Quién habla?, y ¿en nombre de quién habla?
En la mayoría de los casos son los padres los que traen al niño a la consulta, y esto es algo que se pone en juego en la demanda misma. A veces la consulta tiene que ver con una derivación de la escuela, por lo que a veces los padres se resisten a esto. Y otras veces son los niños los que se resisten. Todo esto influye en el curso de la cura con el niño y la dialéctica entre el niño y el analista.
Seguiré en los posts siguientes con este tema.
FUENTE: AA.VV: «LAS ESTRATEGIAS DE LA TRANSFERENCIA EN PSICOANÁLISIS». ASOCIACIÓN DE LA FUNDACIÓN DEL CAMPO FREUDIANO.ED. MANANTIAL.