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Una angustia diferente

Publicado por Betina Ganim

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Decía entonces que los recorridos en un análisis pueden ser larguísimos, y siguiendo con la viñeta clínica que les traje el post del lunes, el paciente descubre, en su recorrido, que su posición tuvo que ver con que hubo un hermano muerto, antes de que él naciera, y empieza a ver cómo se hizo cargo de colmar el dolor que suponía esa pérdida para los padres, especialmente para la madre… Algo que efectivamente fue muy traumático y doloroso tanto para la madre como para el padre, pero s un hecho del que el paciente no tenía información alguna. Él mismo entonces termina haciendo esa investigación, le pregunta a sus padres, va a al cementerio a visitar la tumba de su hermano muerto, va haciendo así sus propias averiguaciones al respecto.

Este es un recorrido que termina al final en querer comprar una cruz especial para esa tumba, acto que al mismo tiempo implicaba un gesto que él necesitaba hacer para salir de ese lugar en el que subjetivamente se encontraba atrapado. Ese lugar del cual él mismo va descubriendo en su análisis que mucho de su Superyó, de esas «exigencias» con las que se manejaba en la vida, venía justamente de esa hendidura.

A través de producciones propias como los sueños, se pudo rastrear una lista de sueños sobre figuras muertas que lo acosaban, fantasmas… le hablan, le piden….Sueños de repetición.

Son solo retazos que retomo para tratar de transmitir la complicación del laberinto y de todos sus recorridos. Pero al menos da una idea de cómo en un análisis el sujeto va comprimiendo, reduciendo esas secuencias; no las puede modificar. Eso es indicación de que hay un camino del punto 2 al 3.

Pasa un tiempo, y el paciente viene con una angustia suave pero persistente, algo muy nuevo, diferente a esas angustias tremendas que tenía; se trata de una angustia nueva de la que comenta que le producía mucho horror.

Una nueva versión. Una versión en el que su aislamiento es sin fantasías.

No se trata del sujeto obsesivo que se evade de la escena y dentro de ese lugar con el que se identifica cultiva fantasías de proeza, de deseo, etc. De eso nada. Podemos decir que ese estado de aislamiento obsesivo tipo hipnótico es ese que por ejemplo relata otro paciente: «me pongo adelante del televisor pero no veo lo que miro, me voy en pensamientos».

En esta paciente esto ya no ocurre, porque ante este punto de aislamiento sobrevenía siempre un desarrollo fantasmático…

Pero ahora, esa angustia «suavizada» que trae es porque ha llegado a otro punto; que no es sin angustia, pero un punto donde ahora se trata de un «irse» muy difícil de definir. Un punto que le costaba definir a esta paciente, que no lo podía explicar, porque «ya no piensa en nada».

El punto de angustia era descubrir que toda su vida él había sido eso. Tenía un poco de horror por la sensación que tenía de no haber vivido, aunque tenía hijos, esposa, una profesión bien remunerada, etc…Pero eso era de una certeza tal que la desgarraba: ese hueso.

Teóricamente, esto Lacan lo ubica como el nudo final del fantasma obsesivo que es en toda su pureza la coalescencia de una mirada y un punto de Ideal, porque en ese lugar, «él es».

FUENTE: INDART, J.C. «La lógica de la cura» Seminario, 1993.