Casos graves y terapia online.
Estamos atravesando tiempos difíciles. El psiquismo está luchando, cansado ya del duelo, la incertidumbre, la distancia y el encierro. Conforme va a pasando el tiempo, en muchos casos, se evidencia de manera muy marcada su arrasamiento y su desgaste.
Los profesionales psicólogos estamos teniendo que adaptar nuestra práctica a esta nueva realidad, modificando el encuadre convencional del consultorio por la modalidad online, que tiene sus beneficios pero también sus dificultades confrontándonos con la puesta en juego de herramientas creativas y novedosas.
Sin embargo, este tipo de modalidad presenta ciertos desafíos, especialmente en los casos que se consideran graves. No poder ver de modo presencial a pacientes con estas características, más aún si iniciaron virtualmente el tratamiento, requiere de abordajes integrativos y de un armado de red de profesionales para una contención adecuada.
Durante los pasados meses se ha evidenciado un incremento de consultas cada vez con mayor urgencia y desborde. La evaluación de riesgo a distancia se complejiza, los intercambios virtuales muchas veces sufren rupturas y «desconexiones» que, en ciertos casos, reactivan conflictos que son basales en el paciente.
Afortunadamente, ya se ha tomado en consideración la apertura para el ejercicio de la profesión de modo presencial en las próximas etapas. Mediante la implementación del protocolo adecuado y la consideración de que se atiendan de este modo los pacientes con prioridad y mayor urgencia.
No es lo mismo tomar un nuevo paciente en las condiciones de «normalidad» previas, que actualmente. En casos en que se considera que el paciente tiene gran inestabilidad y desborde, siendo que aún no lo conocemos, resulta fundamental un abordaje con seguimiento exhaustivo y la evaluación constante de la posibilidad de trabajar de modo interdisciplinario.
En muchos casos, la cuestión vincular es central en el conflicto que trae al paciente a la consulta. Las huellas de dificultades en vínculos primordiales reaparecen en la terapia por medio de la denominada Transferencia.
El vínculo con el terpeuta permite revisitar lugares del pasado, reinstaurar vínculos, posibilitar el sostén o la contención que no estuvieron. Cuando falta el encuadre previo que funcionaba como marco y todo se resume en la calidad o no de la «conexión», resulta paradójico y nos ofrece la necesidad de construir este nuevo encuadre, repensar sus características y cómo funcionan los elementos que la conforman.
Sería interesante que esta modalidad a distancia pueda inaugurarse verdaderamente como un nuevo encuadre, donde no todo dependa de la conexión online.
Establecer vías de comunicación alternativas pautadas con el paciente, mediante herramientas que pueda usar para complementar el encuentro virtual (escritura, journaling, dibujo, llamadas, envíos de e-mails al terapeuta, etc.), sirviéndole de sostén en la creación de este nuevo marco.
Los casos que consultan por primera vez vía online, que traen angustia, desborde y conductas impulsivas, entendibles en el contexto actual, y que muchas veces implican el agravamiento de conflictos previos, deben ser, en esta nueva modalidad, evaluados con gran cautela.
El seguimiento de estos casos de manera virtual debe ser mucho más exhaustivo y atento, informándole al paciente sobre la necesidad de hacer interconsulta siempre que el profesional lo considere necesario.
Esto es parte de la ética profesional, ya que, en el contexto actual, estas nuevas herramientas, que para muchos casos representan grandes beneficios, son un desafío y un terreno aún inexplorado en cuanto a las repercusiones que esta modalidad vincular terapéutica puede acarrear en el psiquismo del paciente.
Como todo aquéllo que es nuevo y que recién comienza a implementarse, necesita asentar, ser evaluado, teorizado y solventado. Movernos con cautela, fundamentalmente en lo que respecta a los casos graves o complejos, es esencial en este momento donde tantos cambios nos atraviesan.