La terapia psicológica a distancia.
Actualmente, la terapia psicológica vía online, es decir, a distancia, es la alternativa para poder iniciar o continuar tratamientos. Y nos enfrenta con innumerables desafíos.
El tiempo de cuarentena se extiende, y la modalidad que inició siendo una opción pasajera comienza a instalarse.
La incertidumbre de no saber cuando exactamente se podrán retomar las sesiones presenciales, implican una reflexión y una organización de esta modalidad de aquí en más.
En primer lugar, es importante remarcar que es recomendable que aquellos que venían desarrollando su terapia, puedan continuarla con esta modalidad durante este período, siempre que les sea posible.
Muchos tratamientos se han suspendido por motivo de la cuarentena, y se trata justamente de un momento difícil de sobrellevar desde el punto de vista psicológico. Los profesionales deben estar dispuestos a flexibilizar honorarios o frecuencia para poder facilitar lo más posible la continuación de los tratamientos.
Por otro lado, una de las cuestiones complejas de resolver es el encuadre. Muchos pacientes presentan gran dificultad en encontrar un espacio de privacidad que les permita llevar a cabo las sesiones. Transitando la cuarentena con sus familias, a veces en espacios reducidos y con la presencia completa de todos los integrantes es entendible que se presente esta dificultad.
Agregado a esto, observamos que, por supuesto, el intercambio virtual no se asemeja al presencial. Pueden ocurrir trabas, superposiciones, problemas con la señal que dificulten que el transcurso de la sesión sea fluido.
Sin embargo, y más allá de todas estas características, es interesante reevaluar esta modalidad ya que es la posibilidad actualmente de continuar o iniciar tratamientos en situaciones en que se necesite.
Las sesiones psicológicas son las que más se prestan a esta modalidad. De hecho, muchos profesionales ya ejercían de este modo, incluso antes de instalada la cuarentena. A diferencia de los médicos, los psicólogos trabajan casi exclusivamente por medio de la palabra, y pueden incorporar actividades pero que son más factibles de ser realizadas a distancia.
Por esto mismo, y más allá de que el encuadre habitual de las sesiones psicológicas está alterado y es necesario reevaluarlo, es importante observar sus potencialidades. Fundamentalmente la capacidad que ofrece de ampliar la llegada del servicio a regiones más aisladas o alejadas. Y ahora mismo, ya que se nos presenta como la única alternativa posible.
La terapia psicológica a distancia puede desarrollarse perfectamente de modo casi análogo al de la terapia presencial. Es una herramienta que, más allá de este momento puntual de confinamiento, nos permite trabajar en prevención, en desarrollo personal, o en autoconocimiento, de manera mucho más amplia.
Replantear el encuadre en este caso particular requiere de un balance y de organización de prioridades. La atención y el sostenimiento de la terapia es prioritario. Los profesionales debemos asegurar esta continuidad, y en la medida de los posible, los pacientes defender la continuación de su espacio.
Para esto, es necesario que se dispongan quizás medidas intrafamiliares que antes no existían, como el respeto por el espacio de privacidad que el paciente necesita durante esa hora de sesión.
En gran medida estas nuevas revisiones del encuadre, nos confrontan con la necesidad de poner límites, y de crear nuevas reglas, hacer énfasis en el respeto del espacio personal, que es una parte indispensable de la salud mental.