Frialdad y distancia afectiva.
¿A qué se debe la frialdad y la distancia afectiva que algunas personas erigen frente a los demás?
En este artículo reflexionamos sobre el porqué de cierto alejamiento que algunas personas ejercen en los vínculos, analizándolo desde el punto de vista psicológico.
La distancia afectiva, la falta de empatía o de calidez, podemos pensar, en primera instancia, que se constituye como una defensa, o un modo de autoprotección. Las personas frías en sus vínculos, temen tal vez involucrarse afectivamente, pretendiendo mantener siempre una distancia que los haga sentirse seguros.
En muchos casos, esta distancia se desarrolla a lo largo de las generaciones. Ser hijo o hija de padres que no fueron afectivos, puede generar que esto se repita como modalidad vincular. La crianza que no incluye cariño y presencia emocional puede generar en el futuro adulto una incomodidad frente a las demostraciones de afecto. Es muy importante en el desarrollo de la singularidad recibir afecto y cariño. La caricia y el contacto corporal son esenciales en la vida de un bebé para su crecimiento saludable, y esto sin duda marca el desarrollo futuro. Sin embargo, también la distancia puede establecerse como modo de cortar con modalidades vinculares demasiado invasivas. Cuando se invade el espacio corporal y el contacto es excesivo, el individuo también puede necesitar construir una distancia que lo proteja y lo separe del otro.
La distancia afectiva puede también observarse en personas que tengan algún cuadro psicológico más complejo, como en la psicosis o el autismo, por ejemplo, donde puede deberse al aplanamiento afectivo o la apatía q suelen presentar estos pacientes. Asimismo, en casos de depresión, la persona puede generar este distanciamiento. Cualquier cuadro comprometido puede implicar una dificultad para depositar energía en los vínculos, y esto verse reflejado en cierta distancia.
La frialdad suele ser característica de las personas muy racionales. La mentalidad excesivamente analítica impide poder conectarse con los sentimientos.
Carl G. Jung distinguió 4 funciones psicológicas, agrupadas en dos pares de opuestos: Pensamiento-Sentimiento, Sensación-Intuición. Estas funciones reflejan modalidades en las que nos acercamos a lo que nos pasa, cómo percibimos lo que sucede y cómo lo procesamos. Si bien todos tenemos las 4 funciones, solemos desarrollar unas más que otras, y, dentro de cada par, cuanto más desarrollada tenemos una, más oculta y subdesarrollada se encuentra la otra. Siguiendo esta línea se puede ver como el excesivo desarrollo del Pensamiento, necesariamente deja al Sentimiento en inferioridad de condiciones. A veces, incluso, oculto e inaccesible.
Por esto mismo, las personas muy intelectuales o con gran desarrollo de la racionalidad suelen tener dificultades para expresarse afectivamente y para mostrar sentimientos a otros. Registrar y trabajar estos aspectos nos permite integrar y equilibrar las distintas funciones.
La frialdad puede considerarse también y, como mencionamos anteriormente, un medio evitativo. Una manera de no profundizar en las relaciones, de dejar una distancia que le impida al otro acercarse lo suficiente. Esto puede deberse entre otras cosas, al temor a ser invadido o lastimado. Experiencias previas de la historia en este sentido puede forjar las bases para que el individuo siga defendiéndose de esa forma. Esto puede implicar dificultades, a su vez, para lograr intimidad, porque es necesario el contacto para intimar en los vínculos.
La distancia afectiva y la frialdad puede ser una simple característica o transformarse en un motivo que dificulte los vínculos con otros. Dependiendo de la intensidad, consultar con un profesional de la salud puede ser lo adecuado.