El «idiotismo»
En relación al problema del autismo en la actualidad, y a la hegemonía de las ciencias cognitivas que insisten en considerar al autismo como un trastorno generalizado del desarrollo, podemos decir algunas cosas.
En principio, que el psicoanálisis tiene toda una posición ética respecto a este tema, una posición tomada respecto de cómo entender esto que se llama el «espectro autista».
Está bien que la psiquiatría comenzó «tarde» a ocuparse de los niños; recién en los años 30 tenemos una referencia clara en la psiquiatría infantil.
Si hacemos un repaso por la historia, en el siglo XIX, los niños con trastornos mentales caían en la clasificación de «idiotismo» -una categoría nosológica de Jean Etiene Dominique Esquirol, un psiquiatra francés muy reconocido en el campo de la psiquiatría clásica. Él consideraba el idiotismo como una enfermedad congénita que se adquiría en la temprana infancia.
Luego tenemos a Wilhelm Griesinger, psiquiatra alemán inscripto en la corriente organicista, que consideraba las enfermedades mentales como enfermedades del cerebro, aunque no siempre ocasionada por lesiones cerebrales. Es asì que formó parte de una corriente psicologista que lo llevó a concebir ya en 1845 que el yo del niño aún no estaba formado de modo estable, entonces podían aparecer una serie de enfermedades del desarrollo que afectaban la inteligencia.
Edouard Seguin, por su parte, aseveraba que no existía alienación mental en la niñez.
En 1888, Moreau de Tours, niega la existencia de «locura» en la niñez.
Por su parte, Paul Bercherie opina que esta negación de la existencia de psicosis en los niños es lo que produjo el retraso de una clínica psiquiátrica posible para la infancia, y que es lo que llevó al uso indiscriminado y general de «idiotismo» para nombrar afecciones psicológicas y psiquiátricas en lo niños. Esto llevó a la prohibición de la constitución de una psicología infantil.
Hubo sin embargo a lo largo del siglo XIX algunas formas clasificatorias dentro de la categoría misma de «idiotismo», como lo que hoy conocemos como Síndrome de Down y que en su momento Langdon Down llamó «idiocia mongólica «. El mismo Down aisló ya en 1887 una forma de idiocia en la que se observaba la presencia de ciertas capacidades intelectuales como una excelente memoria.
Recién aparece una psicología infantil a principios de 1906 cuando Sante de Sanctis habla de una locura precoz que llama «demencia precocísima»; y recién con Bleuler y Freud se abre toda una investigación respecto de la esquizofrenia en la infancia.
En 1937, gracias a los aportes de Bender, Lutz, Bradley, y Despert, es que se le da a estas patologías una visión y abordaje clínico y evolutivo.
Cuando el concepto de esquizofrenia tiñe el campo psiquiátrico, alrededor de los años «30, empiezan a diferenciarse ciertas formas que dan nombre a algunas patologías infantiles, que aunque tengan una relación con las esquizofrenias, se diferencian de ellas.
Así surge el concepto de Autismo de Kanner (Baltimore, 1943) y la descripción de Asperger (Viena, 1944) -de los que ya les introduje algunas cuestiones en un post anterior y al que los remito.
Es notable que aún en su contemporaneidad, ambos desconocieran el trbajo del otro, y aislaron un cuadro clínico que se asemejaba bastante, y usaron también un mismo término: Autismo.
FUENTE:MALEVAL, J-C. «De la psicosis precocísima al espectro del autismo» Revista Freudiana núm. 39. Paidós, 2004