Psicología Moderna
El aspecto social es el área de estudio más actual.
Nacemos en un mundo ya hecho, dentro de una realidad que tiene una estructura, donde cada persona que se integra tiene la oportunidad de aportar algo para ayudar a la evolución de su cultura.
Las personas cambian y las sociedades también, dando lugar a fenómenos sociales capaces de modificar pautas de comportamiento, lenguaje, normas, reglas, costumbres, que pueden transformar el ambiente en que viven.
Este permanente cambio tiende a satisfacer las demandas de los individuos, mejorar su condición, favorecer su crecimiento y desarrollo y permitirle participar en la sociedad en que vive.
La Psicología Social se ocupa de los fenómenos de grupos y su dinámica, de los cambios sociales, de la educación, de las instituciones, de la comunicación, de la información y de las relaciones interpersonales.
El hombre es un ser social que no puede reconocerse a si mismo sin el otro, de modo que no puede llegar a realizarse solo sino en grupos.
Los roles son los papeles que se desempeñan en una sociedad, la conducta que se espera de un individuo dentro de su estructura social; y el estatus es el lugar que se ocupa.
El estatus de los individuos es único pero puede cambiar con más facilidad en sociedades con movilidad social, por cuestiones de trabajo, de estudio, de dinero, de prestigio, de fama; pero los roles sociales son muchos y no cambian, sino a través de generaciones.
Los estudios realizados sobre los roles sociales indican que el individuo que no cumple las expectativas de rol que se esperan en la sociedad en que vive, tiende a ser segregado y marginado; y al mismo tiempo produce en los miembros de su grupo trastornos psicológicos.
Los roles se pueden cumplir con creatividad y no necesariamente tienen que ser estrictamente fieles a sus características, condición que permite modificar su estructura a largo plazo.
Sin embargo, dicha creatividad no puede ser demasiado radical ni rápida, porque estos cambios requieren la aceptación del resto de la sociedad.
Si una madre y un padre no cumplen con el rol que la sociedad espera de ellos, que en definitiva es hacerse responsable de sus hijos; estos niños estarán condicionados por una experiencia de abandono y esta condición les producirá desequilibrios que tenderán a limitar sus posibilidades de desarrollo, aprendiendo a hacer lo mismo con su descendencia.
Los seres humanos que viven en una sociedad tienen oportunidad de tomar sus propias decisiones; y cada decisión plantea una responsabilidad; y el compromiso de cumplir los roles que correspondan.
La Psicología moderna estudia los cambios de los usos y las costumbres en las sociedades actuales y registra una tendencia orientada hacia la modificación del concepto de familia.
Los matrimonios formales han disminuido, y en su lugar se realizan uniones informales de mutuo acuerdo que tienen las características de un matrimonio, pero sin el cumplimiento de los requisitos legales.
Estas uniones, supuestamente, parecen liberar del compromiso a sus integrantes, que se sienten menos exigidos y con la posibilidad inmediata de cambiar de opinión y deshacer el vínculo, negando el compromiso moral que conlleva una relación afectiva, además del hecho de que esta unión puede traer como consecuencia el nacimiento de un hijo.
No por no estar casado, una persona se puede liberar de este tipo de compromiso, que es en definitiva el de hacerse cargo de las consecuencias de sus acciones; por lo tanto, desde el punto de vista práctico, no es posible evadirse del cumplimiento de este rol, aunque se pretendan modificar las formas.
El desempeño de los roles se aprende con la experiencia desde la infancia y aunque una persona pretenda ser radicalmente diferente, necesita inconscientemente de la aprobación social para sentirse aceptado.
Es una necesidad básica humana sentirse querido, apreciado, valorado y aceptado, para tener alta la autoestima, poder confiar en los demás y ser seguro de si mismo.