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No hay nada que pueda hacer: Indefensión Aprendida

Publicado por María Gómez

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Nos centraremos, hoy, en ponerle nombre a un fenómeno más que frecuente, por desgracia. No estamos ante un concepto  psicológico abstracto sino ante una forma de actuar que nos desorienta, que nos conduce a sentirnos perdidos la mayoría de las veces y que vamos a explicar para que el lector cuente con la información suficiente que le permita sobreponerse de ésto que llamamos indefensión aprendida. Cuando la trayectoria de la existencia de una persona le ha arrastrado hacia experiencias negativas  derivadas de situaciones ante las cuales el sujeto se ha visto incapaz de reaccionar para solucionarlas,  su percepción de autoeficacia se va mermando hasta el extremo de actuar con pasividad cuando las circunstancias son adversas. Como consecuencia de ello, en lugar de reaccionar, el individuo se inhibe no llegando nunca a solucionar el problema o a sobreponerse de él y de sus consecuencias. Así, descifrar este concepto va a suponer en el mejor de los casos un cambio vital, al menos un cambio de actitud ante la vida.

Las manifestaciones de la indefensión aprendida se revelan  conductualmente  apareciendo déficits a nivel cognitivo, emocional y motivacional. El proceso se iniciaría cuando, tras reiterados fracasos, el sujeto ralentiza la aparición de su respuesta de afrontamiento cada vez más hasta que llega un momento en el que ni siquiera se da (motivacional). Al mismo tiempo, comienza a tener sensaciones próximas a la ansiedad, la frustración, incluso la depresión. (emocional). Esta evolución acarrea que el individuo pierde la facultad de buscar soluciones a su problema, queda bloqueado (cognitivo). Se aprecia, pues, que se produce un deterioro integral ya que también se desencadenan desarreglos a nivel fisiológico.

Para poder superar la indefensión, se plantea la necesidad desaprender lo aprendido. A pesar de la celeridad con la que llegamos a ella, el proceso inverso es proporcionalmente complicado y lento.

Quizás ahora comprendas, por fin, por qué personas sometidas a acoso laboral, escolar, o personal se muestran apáticas, dejadas, casi indiferentes ante su situación de acoso o sometimiento. En realidad, es todo lo contrario están tan heridas por dentro, tan dañadas que les es imposible enfrentarse a nada ni a nadie y, por ende, tampoco afrontarlo.

Por eso es tan importante prevenir desde edades tempranas. no hay una receta ni una fórmula infalible pero probablemente ideas como afectividad incondicional, aprender a afrontar los problemas, vencer al miedo impidiendo que se instale en tu vida, o que la familia forme equipo, sean las herramientas más potentes para mantener la indefensión a raya.

Estamos en este mundo para cuidar unos de otros también habrá que cuidar el lenguaje nos dirigimos a los demás. Las palabras crean una realidad en la mente del individuo , sabiendo ésto tendremos que responsabilizarnos de nuestros actos y de los efectos que provocan en los demás.

No queremos enviar un mensaje equivoco. El ser humano debe experimentar sensaciones de fracaso, de tristeza, de enfado porque forman parte de la vida. No abogamos por crianzas dentro de burbujas irreales. La clave es aprender a gestionar esos sentimientos  y a extraer los aprendizajes vitales que ellos se derivan siempre, para percibir que la mayoría de las veces, nosotros tenemos el control, que somos los constructores de nuestra realidad aunque las circunstancias ejerzan su influencia correspondiente.