La transferencia
De la transferencia se puede hacer un Seminario; así que esta vez la abordaré en función de lo que el film «La primera sesión» nos transmite.
Es un concepto fundamental en psicoanálisis, que ya Freud propone como amor. Amor de transferencia, que es un amor ficcional si se quiere, en tanto se da en un dispositivo particular que es el dispositivo analítico; pero Freud mismo ya nos advierte que es real ese amor. De ahí las fantasías de dependencia que genera atreverse a la experiencia analítica…
Y el analista tiene que estar advertido de eso y poder maniobrar con ese fenómeno ineludible, como motor de la experiencia, aunque a veces puede ser un obstáculo.
En el film tenemos en relación a este tema, dos perspectivas:
a) Cuando la primera sesión es la única y la última:
• Una paciente dice que no se sintió escuchada “en su demanda”… bueno, yo digo más bien que no se encontró con un analista, que como dije antes, escuchó y se quedó con la demanda: «me como las uñas», y enseguida la terapeuta le ofreció la respuesta: «en 6 meses con terapia se le quita la onicofagia»
El analista, en cambio, escucha la enunciación, el decir, eso que está debajo, o entre líneas de los enunciados, de los dichos.
• Después está el caso en el que la demanda viene del analista, y el paciente lo sabe leer muy bien… Es el analista quien lo vuelve a llamar luego de una primera sesión para demandarle que vuelva…
• El aburrimiento, cuando del otro lado hay tal vez un silencio innecesario o mal calculado…
b) Cuando la primera sesión hace marca:
• El sentirse escuchado, genuinamente escuchado… más allá de toda cuestión imaginaria (en el film está el caso del paciente que cuenta que el consultorio tenía unas flores de plástico espantosas y un casco de moto en la entrada…)
• Cuando no se sabe muy bien qué pasó ahí…pero algo hizo que se supiera que ese es su lugar, su espacio…
• Cuando de entrada se marca esa disimetría de la que nos habla Lacan: En psicoanálisis la relación con el analista debe ser una relación asimétrica; y de esto también se ha testimoniado en el film. Para nada se trata de establece con el paciente una relación dual, de amistad, de cariño; es decir que no hay q trabajar desde allí con el paciente…
• Esos pequeños “fragmentos de real” como la afonía de esta paciente en la primera sesión, el cuerpo ahí enmudece cuando tiene que hablar….
• Otro “trozo de real” es cuando aparece la angustia, sin que el paciente haya estado angustiado antes de ir. Es en ese encuentro que surge inusitadamente este fenómeno de angustia que suele invadir a los pacientes en una primera sesión, aun antes de haber empezado a hablar…
• Y las intervenciones molestas que conmueven aún así algo de la posición en la que alguien se venía sosteniendo hasta ese primer encuentro. Molesto, sí, pero efectivo.
En este primer encuentro, suceden también cosas inesperadas del lado del analista, uno no tiene calculado que va a hacer si no conoce a un paciente…al menos en la orientación lacaniana no tenemos un encuadre establecido de antemano , lo que no quiere decir que no tengamos una orientación…
Se trata, como dice Leguil en el fim, de enganchar, via transferencia, al futuro paciente, no con el analista, sino con su propio decir.
Luego tenemos el tema de la “Avaluación” que hace el anlaista. «Avaluación» es un neologismo, una palabra inventada por J-A Miller (para quien no lo conoce es quien dirige el Campo Freudiano desde el 2002, y hermano del director del film) un neologismo que implica avalar, garantizar la demanda del paciente, y evaluar -no en el sentido de la evaluación universitaria, con un protocolo- sino que se refiere al diagnóstico en juego, que a diferencia del diagnóstico psiquiátrico, se trata de la posición del sujeto en relación al Otro.
En el film tenemos ese testimonio en el que se avala el síntoma con una frase “Ud no está bien”, algo que alivia y engancha a la paciente en la transferencia.
Así como del lado del candidato a analizante hay un acto, una decisión de emprender ese camino, de querer saber sobre su síntoma, en el analista hay un acto en tanto avala esa demanda, y acepta a ese candidato como analizante -o no.
Es decir, el analista puede decir que no, eso es también un acto. Es necesario que admita, que diga si, o que rechace, como el testimonio de esta paciente que vimos en el film, que la iba a derivar hasta que ella pone ahí su deseo (eso ya es una interpretación) que diga no a la demanda. Es un acto fundador.
Lacan habla de un deseo decidido del paciente, que sirve al analista, le da la pista para decir que sí, para ratificar esa demanda.
Añadiendo a la discusión, es importante destacar que la transferencia no es un fenómeno aislado, sino que se encuentra profundamente entrelazado con otros conceptos psicoanalíticos clave, como el de la resistencia. La resistencia, que se puede entender como el esfuerzo del paciente por evitar confrontar ciertos pensamientos o sentimientos, puede manifestarse de diversas formas en el contexto de la transferencia. Por ejemplo, un paciente puede resistirse a la transferencia al negar o minimizar la importancia de sus sentimientos hacia el analista.
Además, la transferencia no es un fenómeno estático, sino que puede cambiar y evolucionar a lo largo del proceso analítico. En este sentido, es crucial que el analista esté atento a las variaciones en la transferencia y sea capaz de interpretarlas de manera adecuada. Por ejemplo, un cambio en la transferencia puede indicar que el paciente está comenzando a enfrentar aspectos de su vida psíquica que antes evitaba.
Por último, es importante mencionar que la transferencia no se limita al contexto de la terapia psicoanalítica. También puede manifestarse en otras relaciones, como las amistades, las relaciones de pareja o las relaciones laborales. En estos casos, la transferencia puede ser una fuente de malentendidos y conflictos, pero también puede ser una herramienta valiosa para entender y resolver estos problemas.
En definitiva, la transferencia es un fenómeno complejo y multifacético que juega un papel central en el psicoanálisis. Aunque puede presentar desafíos tanto para el paciente como para el analista, también ofrece oportunidades únicas para el crecimiento y la comprensión personal.