Arte espontáneo y Salud Mental.
Las actividades artísticas y creativas tienen una gran incidencia en la la salud mental y emocional de los individuos. Afortunadamente, la ley de Salud Mental ha destacado esta relación. De modo que tenemos ya suficientes evidencias como para adjudicar al arte un valor en tanto terapéutico y promotor de la salud.
Lamentablemente, aún no se le otorga la importancia que tiene desde la educación y la crianza de las nuevas generaciones, pero muchos enfoques desarrollan bases para que en un futuro cercano esta situación cambie y posibilite un mayor acercamiento e incorporación de lo artístico y creativo en la cotidianeidad.
Al decir Arte Espontáneo nos referimos a toda aquella expresión artística no directiva. Es decir, que no posee reglas sino que consiste en propuestas y actividades que permiten liberar y conectarse con el flujo creativo, facilitando el despliegue sin censuras.
Esta es una aclaración importante porque no cualquier tipo de actividad artística es necesariamente liberadora o cumple con los atributos anteriormente descritos. Muchas veces el Arte, como tal, se vuelve un medio sumamente crítico y plagado de reglas. Quedar preso de estas censuras a la hora de crear cumple una función contraproducente. Limita y no permite conectar con lo espontáneo y expresivo del acto creativo.
El arte espontáneo representa concebir las expresiones artísticas como medio liberación de aspectos propios. Implica encontrar en las actividades creativas un modo de expresión y tramitación de nuestras emociones. Y en esto radica una de las características que permiten promover el bienestar de los individuos.
Lo espontáneo en general, propio del período infantil, va perdiendo, a lo largo del desarrollo, su amplitud y capacidad de despliegue. Las represiones, los códigos y las normas sociales, nos ubican en un plano en el que priman los deberes y las responsabilidades, donde muchas veces todo aquéllo que no tiene una «utilidad» o «productividad» es rechazado.
Las propuestas de arte espontáneo permiten volver a conectar con esas libertades, sin necesidad de perder los códigos sociales en los que estamos insertos. Funcionan a modo de un juego, un trabajo expresivo y simbólico que nos permite, además, conocer aspectos de nosotros mismos.
Actividades como el garabato, el trazo libre, jugar con manchas de pintura, bailar o cantar libremente, son algunas de las propuestas que funcionan como disparadores para el despliegue y la conexión con el fluir creativo. Lo importante de estas actividades es que no hay un modo «correcto» o «incorrecto» de hacerlo, sino que todo acto expresivo se considera valioso y pleno de sentido porque habla de la persona que lo ha creado.
El hacer creativo espontáneo nos permite, a su vez, reconocer nuestras posibilidades de intervención y cambio, en una realidad que a veces nos abruma. La vivencia de estas potencialidades produce un cambio en nuestro mundo interno, en nuestra manera de sentir y pensar, y, por lo tanto, permite que actuemos de modo diferente.
La creatividad es la posibilidad de hacer algo distinto con lo que tenemos, y el hacer espontáneo nos permite experimentarlo.
En la situación de cuarentena que vivimos actualmente es fundamental poder contar con estas herramientas que pueden ayudarnos a pasar por estos momentos de una manera más saludable.