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Ataxia y Apraxia. Qué son y cuales son sus características.

Publicado por Lic. Maria V.

Es importante conocer las características de determinados signos clínicos a fin de concientizar y estar preparados para reconocerlos en quienes nos rodean. Desde el punto de vista de los profesionales de la salud, es mucho mas importante aún ya que son aquellos que tienen la oportunidad de detectar este tipo de cuestiones y así, abordar las causas y prevenir complicaciones.

Ataxia y Apraxia son términos similares que pueden llegar a confundirse y es por eso que merece la pena describirlos con el fin de poder diferenciarlos y reconocerlos.

La ataxia, como su etimología lo indica, quiere decir «sin orden», y hace referencia a la imposibilidad para coordinar movimientos. Esta descoordinación puede afectar a movimientos de cualquier parte del cuerpo, incluso movimientos oculares o del mecanismo de deglución. Las causas por las que puede presentarse este signo clínico son muchas, y el interés en concientizar sobre su reconocimiento apunta a poder detectarlo a tiempo para indagar sobre su posible causa y abordar un tratamiento.

El termino apraxia, a diferencia de lo anterior, significa «Inacción», e implica la imposibilidad para llevar a cabo movimientos voluntarios, aún cuando la persona afectada quiera llevarlos a cabo, teniendo la capacidad física para emprenderlos. Se trata de la imposibilidad para realizar acciones y tareas previamente aprendidas.

Esta dificultad se presenta claramente al serle solicitada al paciente una acción determinada, porque a pesar de tener conservada la idea del movimiento que se le pide, esto no puede conectarse con la acción necesaria para realizarlo.

Así, el paciente puede realizar muchas actividades de forma automática en el contexto de la cotidianidad, pero no poder realizarlas, fuera de contexto y ante el pedido puntual por parte de otro.

Se entiende de esta diferenciación que en la Apraxia no se presenta ninguna dificultad de coordinación para llevar adelante el movimiento solicitado, sino que hay una desconexión ente la idea de cómo es ese movimiento y la acción necesaria para realizarlo.

El conocimiento de estas diferencias permite poseer herramientas necesarias para la detección de ciertos problemas neurológicos, fundamentalmente con pacientes que transitan la Tercera Edad o la Vejez. El trabajo del psicólogo con estas poblaciones debe estar orientado al reconocimiento de estas cuestiones, así como también de los signos de demencia o deterioro cognitivo, ademas del abordaje de lo psíquico y emocional, porque ayudan a entender el cuadro del paciente y a trabajar con las familias sobre como acompañarlo de la mejor manera.

En estas etapas de la vida, muchos aspectos psicológicos están acompañados de cuestiones neurológicas o signos de deterioro, de modo que es fundamental estar al tanto de estos factores para poder llevar adelante un abordaje integrativo.

La ataxia y la apraxia, sin embargo, no son exclusivos de la tercera edad, pueden manifestarse en cualquier momento de la vida asociados a determinados sucesos, como accidentes o enfermedades que conlleven algún nivel de daño neurológico. Es por esto que tenemos que estar preparados para reconocerlos en la población en general, siendo indicio de la necesidad de trabajar el problema subyacente.