Crianza respetuosa y creativa.
Hoy por hoy los modelos de crianza están viviendo transformaciones y deconstrucción. Hay nueva información acerca de la crianza y un desarrollo significativo entorno a la crianza respetuosa.
A partir de esto el foco está ubicado en el tiempo de calidad dedicado a las y los hijos y al respeto por sus propios tiempos y su singularidad. Estos enfoques permiten registrar y restringir los distintos modos de violencia que muchas veces se ejercen incluso involuntariamente.
El sistema de crianza convencional suele considerar al adulto como el poseedor de saber, el que tiene que educar, restringir o disciplinar al niño/a. O, por el contrario no limitar en absoluto, y dejar al niño/a en una suerte de abandono, librado a sí mismo/a.
Ninguno de estos extremos es bueno. La crianza debe resultar de una conjunción entre presencia adulta, contención y límites saludables, a la vez que se respetan las necesidades y demandas del niño o niña según su estadio del desarrollo. Este doble movimiento es el que posibilita la crianza respetuosa. En ella, madres y padres asumen su rol con responsabilidad, compromiso y participación no solamente desde su presencia física sino, fundamentalmente, emocional. Con capacidad para recibir y metabolizar las angustias y frustraciones que el niño o niña atraviesa, proveyéndoles de apoyo y resguardo, y ayudándolos a reconocer y manejar sus propias emociones.
Tu hijo o hija no es una extensión tuya.
Uno de los asuntos más controversiales en la crianza es poder reconocer que los hijos e hijas no son extensiones propias, sino que están desarrollándose en su singularidad. Van a presentar diferencias, gustos, intereses y, a medida que vayan creciendo y en el mejor de los casos, elecciones subjetivas. Entender que la crianza es acompañar el desarrollo y despliegue de un ser con el que se comparten muchas cosas pero que es un otro/a, un individuo al cual debemos respetar en su diferencia.
Pretender que los hijos e hijas sean iguales o elijan o piensen las mismas cosas es sin duda un modo de violencia, en tanto atenta su subjetividad.
Por eso se debe respetar, según la edad y el grado de autonomía alcanzado, su privacidad. Dándole herramientas para que sepa hacer respetar su cuerpo y su espacio personal.
Respetar la creatividad del niño o niña en la crianza.
El respeto por la creatividad, exploración y curiosidad del niño o niña es un aspecto clave de este asunto. Estas son tendencias que se manifiestan de manera innata en niños con un desarrollo saludable, y coartarlo o incluso no estimularlo impide el despliegue de su verdadero potencial y afecta a la autoestima.
Respetar la creatividad implica ofrecer los materiales y medios necesarios para que el niño/a despliegue su propio camino. No es decirle qué hacer y cómo hacerlo constantemente. Ni transformar cada actividad creativa en una clase de la escuela. Es ofrecerle presencia, participación en el juego, es mostrarle que lo que crea es valioso e incentivarlo para que siga haciéndolo.
Si el niño se siente seguro de sus potencialidades creativas esto proporciona una base importantísima en la constitución de su subjetividad, en el desarrollo de confianza respecto a sí mismo y el mundo, en el proceso identitario, en su autonomía.
Informarse acerca de los nuevos abordajes permite a madres y padres encontrar su propia impronta. No es esperable seguir indicaciones de manual, sino tener las herramientas para ejercer una ma-parentalidad responsable y respetuosa.