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Menosprecio e infravaloración en la crianza.

Publicado por Lic. Maria V.

El menosprecio y la infravaloración hacia los niños y niñas en la crianza es un aspecto que incide significativamente en su desarrollo y en su constitución subjetiva. 

La crítica y exigencia parental inflexibles transforma todo intento y logro del niño o niña en algo insuficiente, algo que siempre podría ser mejor. Esto, a diferencia de motivar para la superación, suele generar una sensación de desconfianza de las propias capacidades.

La estimulación para progresar debe hacerse sobre una base de valoración y de reconocimiento, a partir de la cual se puede motivar a seguir, aprendiendo o practicando. Pero si esta valoración y reconocimiento no se dan no se puede fomentar progreso alguno, porque su raíz que es la percepción de que se tienen capacidades para llevar actividades adelante no está consolidada. Nadie lo validó, y, por lo tanto, no se afianza con solidez.

En muchos casos madres y padres con el fin de impulsar a sus hijos e hijas a que progresen, presionan demasiado, olvidando que sin desarrollo de la autoestima no hay progreso posible. Bajo esta actitud los logros infantiles no se aprecian, se disminuyen en su valor.

Esta actitud parental por más que pueda parecer extrema se abre paso de las maneras más sutiles y es muy frecuente en el contexto de la crianza. Una de sus variantes más comunes es aquella mediante la cual se recibe aquel logro que el niño muestra con una mirada de evaluación escéptica, y se le devuelve un consejo o una exigencia en lugar del reconocimiento por lo que ya hizo. Esto le transmite al niño que lo que hizo no tiene importancia, que el foco está puesto en lo que le falta, y si se repite en el tiempo, se constituirá como una norma. El niño o niña estará constantemente buscando aquello que le falta para poder cumplir con una demanda o exigencia externa.

Toda vez que se le y transmite a un niño o niña que lo que hizo no es suficientemente bueno, él o ella recibe e interpreta que en su totalidad no vale lo suficiente o no es suficientemente bueno o buena. Lo que se pone en juego de inmediato es la totalidad de su persona, socavándose así considerablemente su autoestima.

Por lo general, el menosprecio y la infravaloración en la crianza tienen que ver con proyecciones de las propias inseguridades parentales sobre sus hijos e hijas. Es muy frecuente que padres y madres proyecten sobre sus hijos e hijas aquellos aspectos que generan inseguridad y una dura autocrítica en sí mismo/as. Aquello/as que son muy autocríticos y exigentes suelen exigir también con dureza a sus hijo/as, y de este modo, se transmite esto de generación en generación. Esto atenta contra el desarrollo autónomo e infiltra ya tempranamente inseguridades en el desarrollo infantil.

Esta perspectiva está potenciada por el sistema de evaluación escolar, que, del mismo modo, valora solamente a quienes cumplen con el sistema de calificación por nota. Aquellas personas que no logren una nota considerada buena inmediatamente se consideran a sí mismos como insuficientes. Así, se aprende desde la infancia a que es la aprobación externa de la cual se desprende el propio valor o capacidad. Y si el afuera menosprecia o descalifica, esa será la autopercepción que construirán.

Es muy importante poder desarmar y construir nuevos modelos de crianza, que permitan un acompañamiento más íntegro y que permitan un desarrollo más saludable.