¿Por qué es importante la calidez parental en la crianza?
En oportunidades anteriores hemos mencionado la importancia de la calidez y la contención emocional en la crianza, y sus efectos en niños y niñas en relación a su desarrollo.
En este artículo vamos a enfatizar sobre esto, porque es sumamente importante desde el punto de vista psicológico y porque actualmente sigue siendo una preocupación en tanto representa la realidad de muchas familias.
Cuando hablamos de calidez, hablamos de una palabra que está vinculada a la empatía, a la conexión y disposición emocional, al contacto físico desde la ternura, al abrazo, a la caricia. Tiene relación con una posición ma-parental compasiva, y de disponibilidad para acompañar y contener.
Esto en muchos casos no es posible, a veces por más de que se intente con sumo esfuerzo. En la función de madre y de padre se juegan cuestiones inconscientes muy profundas. El deseo, la resolución o no de conflictos con sus propias figuras parentales, el estado emocional que estén atravesando, etc. En muchos casos madres y padres se enfocan en cubrir las tareas cotidianas, dejando en segundo plano el contacto emocional.
La falta de calidez parental está en el trasfondo de muchas conductas antisociales y desafiantes, por ejemplo. El niño o niña registra que hay algo que le ha faltado y busca redimirlo con acciones que desafían o violentan su entorno. Así, puede observarse en aquellos pequeños actos delictivos en la escuela o en ámbitos varios: pequeños robos, conductas disruptivas, berrinches, llamados de atención o mentiras.
En estos casos se suele castigar o censurar al niño por su conducta, sin a veces tener presente que es una respuesta a algo disfuncional que está presente en el contexto familiar.
En otros casos pueden presentarse, en cambio gran inhibición, temores e inseguridad.
Es muy importante la calidez parental, el contacto, el abrazo, la dimensión de lo sutil, del tiempo de calidad puesto en juego en la crianza. Gran parte de estos intercambios van a ser fundamentales para la salud mental de ese niño o esa niña. Desde el aspecto psicológico sabemos que la infancia requiere de cuidados que exceden lo básico. El niño niña requiere de alimento para su organismo pero también de alimento emocional para su psiquismo.
El acto de amamantar abarca no solamente una cuestión biológica sino esencialmente psicológica en tanto es un acto que le permite ya al bebé comenzar a conocer el mundo y a desarrollar su psiquismo. El contacto, la mirada y la caricia son esenciales en estos primeros momentos, donde incluso el registro corporal simbólico logra integrarse gracias a esos intercambios.
La frialdad, la lejanía, la falta de tiempo, la ansiedad de padres y madres en los primeros años de la crianza sobre todo, genera en el niño o niña una sensación de desasosiego, gran inseguridad respecto del entorno y de sí mismo/as. Dificultad en el afianzamiento de la autoestima, porque es la calidez la que verdaderamente les demuestra que son valioso/as y amado/as.
Gran cantidad de conflictos psicológicos en la infancia y niñez tienen relación con esta falta de calidez. La responsabilidad que radica en la maternidad y paternidad implica un reconocimiento de su función y de los efectos que pueden generar en sus hijos e hijas. Es el compromiso de trabajar aspectos propios para poder garantizar el mejor acompañamiento posible en esta etapa tan importante de la vida.