Diario de sueños: ¿para qué sirve?
La temática de los sueños siempre ha generado intriga, curiosidad y en muchos casos temor y rechazo.
Muchos pueblos primitivos otorgaban a los sueños un valor sumamente importante. Les conferían la categoría de oráculo, y muchas veces según el contenido de los sueños se decidían las conductas a llevarse a cabo o no durante el día.
Con la civilización y el desarrollo de la conciencia racional los sueños quedaron relegados, considerados inservibles o meros síntomas. La mayoría de las personas en la actualidad no atienden a sus sueños, y suelen recordar muy pocos.
Los sueños, sin embargo, confieren suma importancia porque nos brindan material sobre el estado psíquico del soñante. Permite que algo del material inconsciente, que se encuentra oculto, aflore y nos permita tomar cierto conocimiento de él. Son pocas las circunstancias en donde esto es posible.
Podemos abordar la temática de los sueños desde teorías diversas, pero el objetivo de este artículo no es ese, sino el de revalorizarlos y motivar a utilizar el diario de sueños como una manera de conectar con esa parte inconsciente que se manifiesta durante el dormir y que solemos ignorar.
Uno de los puntos fundamentales es que suele pretenderse interpretar los sueños de manera casera, e incluso leyendo interpretaciones genéricas en internet. Esto no es recomendable. Los sueños pertenecen al soñante y hablan en esencia de él. Cualquier interpretación universal carece de relevancia en tanto desconoce las circunstancias del sujeto particular.
El afán por interpretar los sueños es uno de los problemas centrales. Los sueños hablan un idioma distinto, querer traducirlos al idioma de la conciencia es intentar sacarles gran parte de su esencia. Y además, quienes no hayan trabajado nunca sus sueños en el marco de una terapia, pueden caer en interpretaciones forzadas o erróneas que compliquen su estado psicológico.
La interpretación de un sueño debe hacerse en un marco terapéutico y con suma cautela.
Por este motivo, el diario de sueños no pretende la interpretación. Sino, al modo de una colección, pretende ser un espacio donde mensajes del inconciente tengan lugar y sean observados como observamos un paisaje en la naturaleza, con contemplación y asombro pero sin la necesidad de explicarlo.
Con el tiempo de registrar los sueños encontraremos que hay símbolos y temáticas que se repiten, y esto nos abrirá nuevos interrogantes.
¿Podemos tolerar los interrogantes? Los sueños están llenos de preguntas, y gran parte de su encanto es precisamente esto, que no podemos responder a todo.
Nuevamente, si intentamos cerrar esas preguntas por ansiedad o desconcierto, pasamos por alto lo que implica encontrarse con un material distinto, y que, como tal, pertenece a otro orden.
Llevar un diario de sueños es una herramienta terapéutica y de autoconocimiento profunda que nos permite considerar y valorar a nuestro inconsciente tanto como lo hacemos con nuestros actos e ideas conscientes.
A partir de él podemos generar procesos creativos, trabajar con las imágenes oníricas a través de herramientas artísticas, y nos ofrece gran material para poder trabajarlo en un marco terapéutico.
Es interesante pensar al diario de sueños como un herbario, una colección de objetos de la naturaleza, únicos y con sus características particulares. El diario los reúne, los recibe sin juzgar, les permite convivir ahí dentro, conformar canales de comunicación y encuentro.
El diario de sueños nos ayuda a estar más conectados con nuestros aspectos inconscientes, reconociéndolos como parte esencial de nuestra vida psíquica, y permitiendo una mayor integración.